Transcurría el año 1977 cuando alrededor de la media mañana llega un grupo del Ejército. Por experiencia yo logro distinguir que entre ellos se hallaban algunos pertenecientes a inteligencia. Yo ya sabía que cuando los de inteligencia venían yo me tenía que retirar. Días atrás habían descargado gran cantidad de bolsas de cal, cosa que ya había llamado mi atención, las habían apilado en una de las habitaciones de lo que era el casco antiguo del campo.-
A mi me traen a Santa Fe, al Distrito. En estas situaciones yo sabía también, que no iba a poder volver al campo en por lo menos tres o cuatro días por lo que aprovecho para volver a mis pagos para ver a mi familia.
Es ahí, cuando vuelvo al campo, que veo que la cal que estaba apilada en la pieza ya no estaba. Uno como baquiano que siempre fue, un hombre de campo, conocía cada rincón, cada huella, cada hondonada del campo ya que diariamente lo recorría de a pie o a caballo, arreglando un alambrado, buscando un animal o cualquiera de las tantas tareas que uno desarrolla normalmente para mantener un campo.-
Era común encontrar pozos o todo tipo de excavaciones, hay que tener en cuenta que es un campo de maniobras del Ejército, por lo que era normal que cavaran trincheras o casamatas. Pero nunca se tomaban el trabajo de taparlas, quedaban así nomás, los pozos al descubierto. Eso es lo que llama mi atención; esta vez los habían vuelto a tapar con la tierra.” “Si bien no había rastros de la cal en los alrededores de la fosa yo ya había escuchado que era una práctica común en estos casos el uso de la cal.-
Desde que yo llego al campo, en el vecindario se hablaba de que ocurrían estas cosas en el campo de San Pedro.-
Hasta aquí una recreación literaria hecha sobre el testimonio determinante en la investigación, recogido en el 2005.-
“San Pedro” es el nombre del campo de ejercicio militar utilizado desde la década del 40 por las diversas unidades del Segundo Cuerpo de Ejército. Está situado en la localidad de Campo Andino a unos 14 km de Laguna Paiva y alrededor de 52 km de la ciudad de Santa Fe. Por mucho tiempo y durante toda la época de la dictadura militar de 1976, era un lugar aislado, de difícil acceso, que proporcionaba características ideales para los fines que había sido designado. Condiciones necesarias para el funcionamiento de un campo militar de ejercicio de artillería unidades anfibias de desembarco y prácticas de infantería. Desde la década del 60 en la entrada en vigencia de la doctrina de seguridad nacional, eran comunes los ejercicios de contrainsurgencia. Todos los cuerpos de Ejército cuentan con este tipo de Campo. En 1975 estaba bajo la jurisdicción del Área 212, del II Cuerpo de Ejército.
Durante la dictadura, como ocurrió en tantos otros lugares, se escucharon e hilaron relatos que evidenciaban las sospechas de su uso en la represión. En los primeros años apenas recuperada la vida institucional, era común escuchar los relatos de los vecinos de Laguna Paiva sobre hechos relacionados al terrorismo de Estado que involucraban al campo de “San Pedro”. Lugareños, pescadores o simplemente vecinos de la zona hablaban de haber visto zapatos apilados o excavaciones que suponían eran fosas. En ese mismo año se entregan diversos testimonios a la CONADEP. Luego vienen el alzamiento de semana santa y las leyes de la impunidad. Esto hace que aquellos indicios quedaran dormidos esperando que la lucha del pueblo argentino creara las condiciones para que volviéramos a retomar y profundizar en la investigación sobre lo que hoy no tenemos dudas era un campo de exterminio del Ejército Argentino.
Cuando los hechos del 2001-2002 desembocaron en Argentina en la crisis de gobernabilidad por todos conocidas, se crearon las condiciones para la anulación de las leyes de “Punto final” y “Obediencia debida” y se reabrió, en nuestro país, un camino nunca abandonado.-
En los años siguientes los organismos de derechos humanos volveríamos nuestra mirada sobre todos los cabos sueltos que habían quedado: localización de los relatos, los años, los lugares, los informes anónimos. Los datos se fueron acumulando lentamente. Pero siempre nos encontrábamos ante la imposibilidad de plasmarlos en el inicio de una causa concreta.-
Sobre fines del 2006 y luego de más de dos años de trabajo, las puntas del ovillo estaban atadas, ahora si era posible sustentar con seriedad la presentación de una denuncia ante la justicia.-
Ya existía en el pais, desde la década del 90, el trabajo del EAAF (Equipo Argentino de Antropología Forense), con el sustento técnico y la formación indispensable, que unido a los avances de la ciencia en el campo de la ingeniería genética facilitan una investigación de esta naturaleza. Por eso junto a la denuncia que da inicio a esta causa pedimos desde el primer momento la intervención del EAAF.-
La sola observación de la extensión geográfica de dicho campo militar de 2200 hectáreas invitaba a la cautela de las esperanzas. O a no creer en la posibilidad de hallarlos. Lo cambiante de los rastros naturales nos hacían dudar una y otra vez, viejas fotografías aéreas nos confundían con sus transformaciones, lo que ayer figuraba arbolado o monte, hoy era terreno inundable o campo sembrado. Las nuevas herramientas tecnológicas también invitaban a la aproximación de lugares, la observación satelital, los GPS. La coincidencia de datos cruzados nos animaban en las hipótesis de realización del trabajo, pero el elemento crucial y determinante que nos animaba a persistir en la investigación era la cal utilizada. Esa cal de la que habla el relato que da comienzo a esta nota.-
El 19 de Marzo del 2007 La Casa de Derechos Humanos de Santa Fe, constituida por Madres de Plaza de Mayo de nuestra ciudad, Familiares de Desaparecidos y Detenidos por Razones Políticas, el MEDH (Movimiento Ecuménico Por Los Derechos Humanos), y con el aporte de colaboradores militantes, posibilitaron dar los primeros pasos legales requeridos, y la Justicia Federal de Santa Fe quedo a cargo de la investigación.-
Ya los Juicios contra los criminales de Lesa Humanidad habían comenzado a tener un horizonte concreto, aunque en nuestra ciudad todavía no había comenzado ninguno. Ya había ocurrido la Desaparición de Julio López y las amenazas se sucedieron. En nuestra provincia han sido moneda corriente desde 1983 hasta la fecha.-
Al principio el EAAF hizo algunas muestras de terreno pero sin ningún resultado concreto, era necesario un presupuesto monetario que la Justicia federal finalmente aporto, y desde Febrero de 2010 el trabajo fue sistemático sobre un área determinada de 100 hectáreas , sobre un terreno hostil. El que conoce los veranos santafesinos sabe de qué hablamos.-
Luego de de mas de cuatro meses de trabajo y hacia el sur del primer señalamiento, con mas de 2000 muestreos de terreno, finalmente apareció la cal, ese elemento ajeno al lugar que era la pista concreta que se tenia y se buscaba, debajo aparecieron los primeros fragmentos de restos humanos. De aquí en más la historia renació de la misma tierra santafesina, las voces silenciadas están hablando, todavía sin fecha, todavía sin nombre sin identidad. Sus últimas miradas siguen perdidas entre los aromos y los sauces que ya no están, todavía los gritos que escuchó un cazador, vagan sobre el campo sembrado y vuelven transformadas en eco de la noche de sus asesinatos.-
Creemos con una convicción inmensa que son nuestros, que algunos de esos rostros que llevamos cada 24 de Marzo y que han sido los testigos presentes sin ausencias en cada Juicio contra la impunidad, portados en nuestros pechos, están volviendo hacia nosotros, a los brazos del pueblo argentino que siempre los cobijó. Porque son hijos, hermanos, padres, amigos, cercanos o lejanos, militantes políticos de carne y hueso que fueron “desaparecidos” por el genocidio de la Dictadura Cívico Militar argentina.-
Están allí. Todavía no sabemos cuantos pero vamos a abrazarlos y a rescatarlos del olvido, porque hemos reencontrado una pequeña porción de historia escondida, ocultada por criminales que tendrán rostro concreto, cargo y rango militar determinado, del primero al último, aunque algunos se hayan muerto sin recibir el castigo de esta Justicia tan demorada.-
Desde la Casa de Derechos Humanos de Santa Fe y junto con el Foro Contra la Impunidad y por la Justicia, invitamos a todas las fuerzas sociales, religiosas, políticas, sindicales, estudiantiles, ha realizar una caravana de la MEMORIA, la JUSTICIA y la VERDAD, al cumplirse el primer mes de este reencuentro de ellos con la verdad y con la historia.
Invitamos a marchar, para depositar en sus puertas todas las rosas que creamos necesario. Para comenzar a recibirlos en la luz del día, en un camino que se develará con la prontitud de la decisión judicial para su identificación; que los devolverá al camino de la lucha que siempre abrazaron.-
Convocamos nacionalmente, para el día 24 de julio del 2010, a partir de la ciudad de Santa Fe a recorrer los 52 kilómetros que nos separan de las tranqueras del Campo militar San Pedro y brindarles un primer abrazo simbólico, como al HIJO PRÓDIGO que vuelve de lugares lejanos, que vuelve en nombre de la vida, del amor y la lucha que nos cobija a todos los que creemos en una Argentina distinta.-
Agradecemos, a todos los habitantes de Laguna Paiva, a testigos que ya no están, a organismos y amigos, que aportaron su información, a los que creyeron en el difícil sendero de conservar y construir memoria. Sin ellos, sin sus aportes, este hallazgo hubiera sido imposible.-
“… LIBRE AL GRITAR, QUE VOLVERE, REPARTIDO EN EL AIRE AL CANTAR, SIEMPRE…”
CASA DE LOS DERECHOS HUMA NOS
SANTA FE, 08 de Julio de 2010.-