martes, 31 de enero de 2012

NOSOTROS ACUSAMOS


PARA QUE SE HAGA JUSTICIA EN ESPAÑA


El 24 de enero de 2012 el Tribunal Supremo de España ingresará definitivamente en la historia universal de la infamia: el juez Baltasar Garzón va a ser sometido a juicio por pretender investigar los crímenes del franquismo.

La impiadosa e inaudita persecución judicial que este juez está sufriendo excede a su persona. Sin perjuicio del odio visceral que trasluce el dislate jurídico que algunos magistrados han puesto en marcha, es el propósito de enterrar la posibilidad de juzgar dichos crímenes lo que explica el desafuero que están cometiendo.

Contraviniendo la Constitución, el Derecho Internacional, el Código Penal, la Ley de Enjuiciamiento Criminal y la doctrina de que un día supo hacer gala el propio Tribunal Supremo, miembros de este Tribunal se proponen inhabilitar a Garzón por cumplir lo que los mismos establecen.

Las consecuencias que ha tenido este insólito desmán judicial perturban y acongojan. En lo inmediato, la suspensión en sus funciones del juez, el absoluto desamparo para las víctimas, la paralización de toda investigación penal sobre uno de los mayores genocidios cometidos en el siglo pasado y la advertencia implícita a cualquier juez español que coincida con el sancionado. A más largo plazo, advierten que cuando median intereses materiales, ideológicos o políticos hay crímenes que no se investigan y
criminales que no se juzgan.

Le imputan a Garzón haber dictado resoluciones injustas por haber tenido la osadía de pretender investigar crímenes que sólo se explica que aún no estén juzgados por la impunidad que se ampara en la Ley 46/1977 de 15 de octubre, de Amnistía, cuya declaración de nulidad ha sido instada por el Comité de Derechos Humanos de las Naciones Unidas, entre otros organismos internacionales, por ser violatoria de normas imperativas del derecho internacional y, por tanto, obligatorias para todos los Estados.

La Ley de Amnistía, en todo caso, sólo se refiere a la extinción de responsabilidad penal de los delitos cometidos con intencionalidad política. Ni de su texto se desprende que pretendiera albergar a quienes hubieran cometido crímenes lesivos para la humanidad ni, aunque así se lo hubiera propuesto o se quisiera interpretar, sería admisible. Salvo que se entienda, por ejemplo, que los nazis hubieran podido o pudieran ser
eximidos de responsabilidad por estas causas.

En el colmo del despropósito, se trata del mismo Tribunal Supremo que juzgó - y condenó a más de mil años de prisión - al represor argentino Adolfo Scilingo por crímenes de lesa humanidad cometidos en Argentina sosteniendo que éstos pueden y deben ser enjuiciados por ofender a la comunidad internacional, siendo inhábiles cualesquiera leyes que los amparen. Ahora, cuando el mismo juez español que procesó a aquél pretendió investigar delitos de similar tenor cometidos por españoles contra españoles en España, algunos miembros de ese Tribunal lo acusan de prevaricador y van a juzgarlo.

La torcida interpretación de la ley de amnistía y la negativa judicial a juzgar estos hechos ilícitos no sólo sumen en el descrédito y la vergüenza, nacional e internacional, a la administración de justicia española, sino que desamparan a los cientos de miles de víctimas que en su día lucharon por defender la legalidad republicana y por eso sufrieron muerte, desaparición y destierro. Y a sus familiares que, pasados ya más de setenta y cinco años del comienzo de la acción criminal, deben seguir reclamando
infructuosamente reparación y justicia.

En Alemania, Francia, Italia... se sigue juzgando a los genocidas nazi-fascistas por hechos cometidos aún antes de los que Garzón imputaba a los asesinos españoles. En Argentina, Chile, Uruguay... se juzga a criminales que pretendieron ser amparados con leyes que los exoneraban de responsabilidad penal.

Tras cuarenta años de dictadura y treinta y cinco de democracia, en España no existe siquiera una Comisión de la Verdad a modo de las que se instituyeron en numerosos países en los que se cometieron crímenes semejantes. Ni a un solo niño robado por la dictadura se le ha restituido su identidad; ni un solo victimario ha sido identificado judicialmente; ni a uno un juez le ha tomado declaración. No hay nadie, en fin, que haya
sido  imputado por la comisión de alguno de los múltiples, masivos y generalizados crímenes cometidos.

Los crímenes contra la humanidad cometidos por el franquismo pueden y deben ser juzgados.

Encubren estos crímenes quienes se niegan a investigarlos, calumnian quienes le atribuyen delito al juez que pretende hacerlo.

Hay prevaricadores, pero Garzón no es uno de ellos.

Los prevaricadores son los que se han opuesto a la investigación de los crímenes de la dictadura y los que contra este juez vienen dictando resoluciones manifiestamente injustas.

A ellos han de serles aplicadas las sanciones que el Código Penal prevé para quienes encubren delitos y prevarican. A esas penas deberán enfrentarse cuando cese el desvarío y el derecho y la justicia sean restablecidos. A ellos los acusamos.


Movimiento Ecuménico por los Derechos Humanos

Declaración a la que adhirió el MEDH entre otros organismos de DDHH.

jueves, 26 de enero de 2012

¿QUIEN ESTA MATANDO A LOS MILITANTES POPULARES EN LA ARGENTINA?


José Schulman
A la memoria de
Toto Zimerman
cuando más lo necesitamos

 En la Argentina se ha vuelto a reprimir luchas sociales, asesinar compañeros y hasta desaparecer militantes políticos[1]. El gatillo fácil y la tortura en sede policial y en las cárceles es tan sistemático  que forma parte del escenario cotidiano de manera casi natural. ¿Hace falta nombrar a Julio López, a Mariano Ferreyra, a Luciano Arruga, a Carlos Fuentealba, a los López de la etnia Qom de Formosa, a las víctimas del Parque Indoamericano, de los terrenos del Ingenio Ledesma en Jujuy o a los chicos de la Villa Moreno de Rosario?[2]
Diez años atrás, un gobierno elegido para clausurar la etapa de neoliberalismo fundamentalista que encabezó el Partido Justicialista en épocas de Carlos Menem, terminaba sus días multiplicando por quince el modo que lo había comenzado.  Había inaugurado su etapa de “transformaciones democráticas” matando dos compañeros en el Puente de Corrientes y lo finalizaba con –al menos- treinta muertos en el Diciembre de 2001 desparramando cadáveres por la Plaza de Mayo, Rosario y otros lugares. El interinato de Eduardo Duhalde no solo trajo el retorno del Partido Justicialista al gobierno sino que inauguró una etapa de  de la crisis de dominación que se arrastraba desde finales del 2001[3] donde el gobierno nacional, y sus delegaciones provinciales no podían sacar al pueblo de la calle ni reprimir los cortes, las marchas, las asambleas hasta que al inefable Duhalde, con el asesoramiento del recientemente fallecido Soria pero también del electo senador nacional Aníbal Fernández y algunos otros que ahora visten la chaqueta progresista y hasta se ponen el pañuelo de las Madres antes de votar la terrorista ley antiterrorista, organizó la masacre del Puente Pueyrredón –Kostecky y Santillán- pensando que una buena dosis de plomo y sangre volvería todo a la “normalidad” de la dominación burguesa estatal que sufrimos desde fines del siglo XIX (tomamos la presidencia Roca como inicio formal del Estado burgués, no porque antes fuera jauja, sino porque con Roca se completan los elementos fundantes) mantenida con medios civiles o militares. Pero se equivocaron, con la masacre del Puente Pueyrredón perdieron toda legitimidad social y tuvieron que dejar el gobierno a quien pudiera asumirlo desde el Partido Justicialista. Había terminado una larga etapa, acaso iniciada con la masacre de Ezeiza en junio de 1973. Al menos en el terreno simbólico, la sublevación del 2001 terminó con la dictadura militar de 1976, prolongada de manera limpia por los timoratos radicales del 83 y los más osados peronistas de Menem. Sin embargo, por ausencia de alternativa política propia, las luchas que echaron a De la Rúa no pudieron conquistar un gobierno propio, que cumpliera la consigna de “que se vayan todos” y abriera paso a un nuevo modo de democracia, con protagonismo popular que asegure el acceso real a todos los derechos inscriptos en la Constitución Nacional y las leyes conquistadas por décadas de luchas populares.

Existe un consenso de todas las clases dominantes del mundo para enfrentar la crisis con mayores atropellos a los trabajadores

Mario Hernández (MH): Las políticas de ajuste agravan la crisis europea. A finales de la década del ’20 el presidente estadounidense, Herbert Hoover, cometió un error fatal imponiendo aumento de impuestos y recortes presupuestarios. Estados Unidos se hundió en la recesión. Roosevelt comenzó a gastar e inició la recuperación. Parecería que Europa ha adoptado las políticas de Hoover que precipitaron el crac de 1929.


Entrevista al economista argentino Claudio Katz

Por Mario Hernández | ARGENPRESS.info | Jueves 5 de enero de 2012

Claudio Katz (CK): Sí, no solo Europa. Esencialmente Europa, pero existe un consenso de todas las clases dominantes del mundo para enfrentar la crisis con mayores atropellos a los trabajadores. En esto hay diferentes intensidades pero la estrategia es la misma, salvo en las regiones que no están en el centro de la crisis. Estoy hablando de Estados Unidos, de Europa, de Japón. Es en Europa donde claramente hay políticas de ajuste que tienen una virulencia mayor, donde se están destruyendo conquistas sociales jamás alcanzadas por los trabajadores de ninguna parte del mundo, con tasas de desempleo elevadas, pero básicamente arremetiendo contra el sistema de jubilaciones, los salarios del sector formal, expandiendo la precarización. Ocurre que en la etapa de la ofensiva neoliberal, del capital sobre el trabajo, el atropello contra el Estado de Bienestar continúa en la crisis. Así como tuvimos una etapa de estabilidad con este modelo, en la crisis hay un intento de subir la apuesta y profundizar el ajuste, en algunos casos con formas ultraliberales.

Pueblos sojizados, mundo en fuga

Este año se cumplen cien años de las huelgas agrarias conocidas como Grito de Alcorta, que determinaron la conformación de Federación Agraria Argentina (FAA). De cara al centenario de aquel hecho histórico, se abren varios debates que atraviesan la geografía donde ese movimiento se gestó y cobró fuerza. Miradas diferentes a la hora de pensar los modos de producción, el monocultivo de soja, la concentración de la propiedad de la tierra, la protección de los suelos y el medio ambiente, la relación entre cultura y naturaleza y la salud de los pueblos rurales. Parte de una agenda en discusión que apenas asoma en sus primeros trazos.

Por Jorge Cadús | Prensa Regional | 19 enero 2012

Un desierto anunciado

En una carta dirigida al flamante titular del Ministerio de la Producción de Santa Fe, Carlos Fascendini, el senador provincial Germán Giacomino detalló en enero de 2012 el estado de las producciones agropecuarias regionales afectadas por la sequía, y solicitó la declaración de estado de emergencia para el Departamento Constitución.

El relevamiento que acompaña el escrito del legislador fue realizado a partir de informes remitidos por las filiales de Federación Agraria Argentina en las localidades de Empalme, Godoy-Rueda, JB Molina, General Gelly, Peyrano, Santa Teresa, Máximo Paz y Alcorta; y describe el estado de los cultivos a lo largo de la Ruta Provincial N° 90. Así, en el caso del maíz, se expresa que el cultivo "presenta, a la fecha, disminuciones de entre un 60% a un 70% de rendimiento. Si pasan los días y no ocurren precipitaciones estas pérdidas serán totales".

Para el sorgo granífero, el estudio advierte que "por la capacidad de recuperación de este cultivo, hasta el momento las pérdidas son menores, de entre un 40% a un 50%, pero de mantenerse la sequía las pérdidas también serán totales".

En cuanto a la soja, se distingue entre la soja de primera, donde hay "pérdidas de entre un 30% a un 40%, pero estas se agudizan día a día"; y la soja de segunda, donde "hay un 60% de superficie sin sembrar y lo sembrado ya muestra una importante pérdida de plantas o no ha nacido".

Para el caso de la ganadería, el informe consigna: "la producción de pasturas y verdeos está seriamente afectada por esta sequía. Por lo tanto, se verán afectadas las reservas para la producción de carne y leche en los establecimientos ganaderos".

En ese marco, expresa Giacomino, la declaración de la emergencia agropecuaria podría contrarrestar "los impactos que derivan de esta situación alarmante".

El Diablo Lleva Gafas.


Por Pepe Laguna.
Madrid.

De vez en cuando, el mercado editorial nos sorprende con libros de exorcismo. Relatos espeluznantes en los que el exorcista de turno cuenta con pelos y señales los síntomas de la posesión diabólica.

Sin desmerecer el trabajo de los sacerdotes dedicados a estos menesteres demoniacos, creo que sus diagnósticos no entrañan ninguna dificultad; que la persona habla lenguas extrañas, hecha espuma por la boca, levita sobre la cama y gira la cabeza ciento ochenta grados, pues. ¡posesión habemos!

Los que hemos vivido nuestra adolescencia bajo la impresión imborrable de la película de El Exorcista, no necesitamos masters en demonología para reconocer al diablo en cuanto asoma la cola.

Sabedores de nuestra perspicacia los demonios del siglo XXI son más discretos y sutiles, ya no huelen a azufre, apenas se adivinan sus cuernos y de tridentes y ollas hirviendo. ni rastro. Hoy en día huelen a Chanel, visten Armani y viajan en Ferrari.

Sin ir más lejos, ayer mismo vi a uno de ellos en el telediario de las tres. Escondía su rostro de tras de unas gafas y en el rótulo sobreimpreso en pantalla no se leía Lucifer sino "Guilhem Costes, director financiero de Fitch Ratings" -un apodo para pasar desapercibido-.

Confieso que me pasó inadvertido hasta que comenzó a lanzar improperios demoniacos delante del micrófono: "España debe reducir drásticamente las partidas dedicadas a educación obligatoria, sanidad y universidad". Hablaba sin acompañarse del aparato pirotécnico de manifestaciones antiguas, pero con el mismo objetivo de siempre: tomar posesión de nuestras vidas y haciendas.

Ya no hace falta ir al cine para ver demonios y vampiros, están por todos lados, viven con nosotros. Aprovechan la confusión de una crisis orquestada desde el Averno para chuparnos la sangre. Echan a las gentes de sus casas, convirtiéndolas en zombis que deambulan por las calles porque no tienen dónde caerse muertos. Ya han tomado posesión de la mente de muchos políticos que les rinden pleitesía.

 Necesitamos con urgencia exorcistas especializados en estos nuevos demonios inmunes al agua bendita. Demonios, "haberlos haylos"; ayer vi uno en el telediario de las tres y llevaba gafas. (PE/Eclesalia)

Agencia de Noticias Prensa Ecuménica
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lunes, 23 de enero de 2012

La memoria que estalla

DESPUES DE 75 AÑOS SUPO QUE SU PADRE HABIA SIDO UNA VICTIMA DEL FRANQUISMO
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Constantino Fernández perdió a su padre en 1936 y en su familia nunca se habló del tema. En 2009, su hija descubrió la verdad sobre su abuelo. Viajaron a España, exhumaron el cuerpo y ella se sumó a la causa por los crímenes del fascismo.



“No digas nada. No preguntes nada.” En Villanueva de Valdueza, el pueblo donde hace 76 años nació Constantino Fernández, no hubo grandes batallas, pero las fosas comunes se multiplicaban bajo los campos sembrados y a la sombra de algún árbol en el monte. Cuando él era un niño, los mayores hablaban en voz baja. Apenas si lloraban a los fusilados. La consigna era callar. “Tino” vivió hasta sus 17 años en ese paraje de Ponferrada, provincia de León.
Su padre había muerto cuando él tenía un año y medio. Se llamaba Antonio Fernández y todos lo conocían como “El Cesterín”. Araba la tierra de sol a sol en el pequeño pueblo español y, cuando llegaba la temporada de cosechas, sus cestos hechos con hojas de álamo se multiplicaban entre los pobladores. Murió a los 24 años, dejando a “Tino”, a un bebé de meses y a su mujer, que fallecería a los pocos años.
El tiempo pasó y Tino dejó de hacerse preguntas. Recién a los 75 años, ya de abuelo, supo que su papá Antonio Fernández es una de las miles de víctimas que se cobró el franquismo. Había sido fusilado “a consecuencia de la lucha contra el marxismo”, según dice su acta de defunción. Quien lo descubrió fue Adriana, su hija que hoy conforma la querella que desde Argentina demanda al Estado español por los crímenes contra la humanidad cometidos durante el régimen fascista.
Tino se acomoda en su silla y se aclara la garganta. “¿Me decías...? Ah, sí. Con mi hermano acabábamos de perder a nuestras abuelas, y una tía que ya vivía en Argentina nos trajo para Buenos Aires. Fue en el año ’52. Mi papá había muerto cuando yo tenía un año y medio. Y mamá, cinco años después. Yo me quedé con mi abuela materna, y mi hermano con la familia de mi padre.”
–¿Qué sabía entonces de su papá?

lunes, 16 de enero de 2012

“Crisis capitalista. Justicia social y ambiental”



Porto Alegre acogerá, del 24 al 29 de este  mes de enero, al FSM (Foro Social Mundial), centrado en el tema “Crisis  capitalista. Justicia social y ambiental”. El acontecimiento es una de las actividades preparatorias de la Cúpula de los Pueblos de Rio+20, que  se reunirá en la Ciudad Maravillosa entre el 20 y el 21 de junio del 2012.

Se realiza este FSM en el momento en que varios pueblos se movilizan por la libertad y la democracia, como sucede en el mundo árabe. En Occidente la crisis del capitalismo suscita el movimiento Ocupen Wall Street. Las dos manifestaciones tienen en común claridad en cuanto a lo que no se quiere, aunque sin presentar propuestas alternativas viables.

El pasado 15 de octubre hubo movilizaciones en ¡mil ciudades de 82  países! En el mundo andino los pueblos indígenas cuestionan el modelo capitalista de desarrollo y rescatan los valores del buen vivir (sumak kamsay).

Como resultado de la incompetencia de un sistema que prioriza la acumulación privada de la riqueza en detrimento de los derechos humanos, sociales y ambientales, el capitalismo conoce ahora una nueva crisis.

Ante ella, la reacción de los dueños del poder es la misma música de una sola nota: austeridad, recortes, aumento de impuestos y desempleo, flexibilización de las leyes laborales, congelamiento de salarios.

Los "desaparecidos" del imperio


Por Atilio A. Boron, politólogo 

Un artículo reciente firmado por John Tirman, director del Centro de Estudios Internacionales del Massachusetts Institute of Technology (MIT) y publicado en The Washington Post, alude a un aspecto poco estudiado de las políticas de agresión del imperialismo: la indiferencia de la Casa Blanca y de la opinión pública en relación con las víctimas de las guerras libradas por Estados Unidos. Como académico “biempensante” se abstiene de utilizar la categoría “imperialismo” como clave interpretativa de la política exterior de su país, pero su análisis revela a los gritos la necesidad de apelar a ese concepto y a la teoría que le otorga sentido. Tirman expresa la preocupación que le suscita la incoherencia en que incurrió Barack Obama –no olvidemos, un Premio Nobel de la Paz– cuando en su discurso pronunciado en Fort Bragg (14 de diciembre de 2011) para rendir homenaje a los soldados caídos en Irak (unos 4500, aproximadamente) no dijo ni una sola palabra de las víctimas civiles y militares iraquíes que murieron a causa de la agresión norteamericana. El objetivo excluyente de esa guerra, como la que amenaza iniciar en contra de Irán, fue apoderarse del petróleo iraquí y establecer un control territorial directo sobre esa estratégica zona para el momento en que el aprovisionamiento del crudo deba hacerse confiando en la eficacia disuasiva de las armas en lugar de aquello que en el siglo XVIII se dio en llamar “el dulce comercio”.

jueves, 12 de enero de 2012

Golpes a la conciencia


Obispo (E) Federico J. Pagura

     Inspirado en la palabra y la vida de ese inolvidable mártir cristiano que fue el obispo Oscar Romero (1917-1980) de El Salvador, un querido amigo y director de la revista “Kairos”, se pregunta frente al tradicional saludo que millones habremos pronunciado ante las recientes celebraciones navideñas: “¿Feliz  navidad o feliz vanidad?”  Esa pregunta me acompañó durante todos estos días cargados de memorias y emociones, que se entremezclan con las alegrías y tristezas de los críticos tiempos que estamos atravesando.
     Por eso recibo también con suma preocupación (“agonía” como la denomina Unamuno, ese gran vasco que sacudió nuestra conciencia en otra generación) dos palabras proféticas que en estos mismos días han resonado en nuestro continente.  Me refiero a Fidel Castro, quien desde su mirador en la Habana, a sus ochenta y cinco años, nos advierte con lucidez y crudeza a la vez, sobre la “Marcha hacia el abismo” que hemos emprendido como humanidad. Y en segundo lugar, a nuestro compatriota Osvaldo Bayer, quien con la fuerza y la honestidad que le caracterizan, nos interpela y desafía, particularmente a los creyentes, desde Bonn, en el corazón de ese viejo mundo en crisis, sobre “la búsqueda de un Dios benevolente”.  Fidel, a partir de los datos más precisos y científicos que logra reunir sobre el presente y futuro de nuestro planeta y sus habitantes, confiesa que podría calificar de “inexorable” esa  marcha hacia el abismo (¿El juicio final implícito en las doctrinas religiosas más extendidas en el mundo actual?), sin que nadie considere “pesimistas”, sino realistas esas convicciones.  Mas bien, añade “es deber elemental de todas las personas serias y cuerdas, que son millones, luchar por posponer, y tal vez impedir, ese dramático y cercano acontecimiento”.  Y luego puntualiza que si bien “numerosos peligros nos amenazan, dos de ellos: la guerra nuclear y el cambio climático son decisivos, y ambos están cada vez más lejos de aproximarse a una solución”.

  Finalmente en base a datos mayormente proporcionados por instituciones y científicos norteamericanos, el doctor Castro concluye, que frente a ambos peligros, Estados Unidos y sus aliados son los mayores responsables por la situación creada.  Primero por oponerse a los acuerdos de Kyoto sobre el medio ambiente, segundo por ser promotores de bombardeos y guerras que han exterminado millones de seres humanos, durante los últimos cincuenta años; y por seguir siendo los mayores productores y exportadores de armas en el mundo.
     En cuanto a Osvaldo Bayer, tras mencionar casos bien precisos de crueldad y doble discurso y moralidad, en las mismas confesiones que hoy denominamos “la familia abrahámica” (Judíos, Cristianos e Islámicos), se formula y nos formula preguntas tan agudas y tan serias como las siguientes:  “vayamos al análisis de las religiones: ¿Qué han logrado en el mundo? ¿Cuántas guerras religiosas devastaron las presuntas civilizaciones? El odio nacido entre las religiones existentes, pero también entre las distintas disidencias dentro de una misma religión, ¿Cuántas vidas ha costado?”.  Por más lamentables y dolorosos que sean estos planteos, estas preguntas para todos los que profesamos cualquiera de estas confesiones religiosas, debemos dar gracias a estas voces proféticas que hoy sacuden nuestras conciencias y deben llevarnos a cambios profundos en nuestras personas, nuestras comunidades religiosas y en aquellos políticos, economistas, profesionales o gobernantes, que deberemos demostrar en nuestras palabras y conductas, si estamos a la altura de la fe que decimos profesar, y comprometidos firmemente con ese “otro mundo posible”, que desde Porto Alegre hemos sido llamados a soñar y a construir, por amor a la humanidad a la que pertenecemos. Como hace ya mucho tiempo otro de los grandes profetas de nuestro continente Leonardo Boff lo proclamó audaz y vigorosamente: “EL GRAN DILEMA DE NUESTRO TIEMPO PRESENTE NO ES: ¿QUÉ FUTURO TIENEN LAS IGLESIAS O LA RELIGIONES? SINO: ¿QUE FUTURO TIENE LA TIERRA, LA HUMANIDAD….Y HASTA QUÉ PUNTO LAS IGLESIAS O LAS INSTITUCIONES RELIGIOSAS ESTAN CONTRIBUYENDO A AFIRMARLO O A GARANTIZARLO”.

Obispo (E) Federico J. Pagura
(Ex presidente del Consejo Latinoamericano de Iglesias, del Consejo Mundial de Iglesias y del Movimiento Ecuménico por los Derechos  Humanos)

Otro paradigma: escuchar la naturaleza:


Leonardo Boff – 01-06-2012

Ahora que se aproximan grandes lluvias, inundaciones, temporales, huracanes y deslizamientos de tierras, tenemos que reaprender a escuchar a la naturaleza. 

Toda nuestra cultura occidental, de vertiente griega, está asentada sobre el ver. No sin razón la categoría central –idéia (eidos en griego)– significa visión. La tele-visión es su expresión mayor. Hemos desarrollado nuestra visión hasta los últimos límites. Con los telescopios de gran potencia hemos penetrado hasta las profundidades del universo para ver las galaxias más distantes. Hemos descendido hasta las partículas elementales y el misterio íntimo de la vida. Mirar es todo para nosotros. Pero debemos tomar conciencia de que este es el modo de ser de los occidentales y no el de todos. 

Otras culturas próximas a nosotros, las andinas de los quechuas, los aymaras y otros se estructuran alrededor del escuchar. Lógicamente también ven, pero su particularidad es escuchar los mensajes de aquello que ven. Un campesino del altiplano boliviano me dijo: «yo escucho la naturaleza y sé lo que me dice la montaña». Y hablando con un chamán me decía: «yo escucho a la Pachamama y sé lo que ella me está comunicando». 

Todo habla: las estrellas, el sol, la luna, las montañas soberbias, los lagos serenos, los valles profundos, las nubes fugaces, las selvas, los pájaros y los animales. Esas personas aprenden a escuchar atentamente estas voces. Los libros no son importantes para ellos porque son mudos, mientras que la naturaleza está llena de voces. Y se han especializado en esta escucha de tal forma que, al ver las nubes, al escuchar los vientos, al observar las llamas o los movimientos de las hormigas, saben lo que va a suceder en la naturaleza. Esto me recuerda una antigua tradición teológica elaborada por san Agustín y sistematizada por san Buenaventura en la Edad Media: la revelación divina primera es la voz de la naturaleza, el verdadero libro hablante de Dios. Pero como hemos perdido nuestra capacidad de oír, Dios, por piedad, nos dio un segundo libro, que es la Biblia, para que escuchando sus contenidos pudiésemos oír nuevamente lo que la naturaleza nos dice. 

Cuando Francisco Pizarro en 1532 en Cajamarca, mediante una emboscada traicionera, hizo prisionero al jefe inca Atahualpa, ordenó al fraile dominico Vicente Valverde que con su intérprete Felipillo le leyese el requerimiento, un texto en latín por el cual se dejaban bautizar y se sometían a los soberanos españoles, pues el papa así lo había dispuesto. Si no lo hacían, podían ser esclavizados por desobediencia. Atahualpa le preguntó que de dónde le venía la autoridad. Valverde le entregó el libro de la Biblia. Atahualpa se lo puso al oído. Como no escuchó nada, tiró la Biblia al suelo. Fue la señal para que Pizarro masacrase a toda la guardia real y aprisionase al soberano inca. Vemos, pues, que la escucha lo era todo para Atahualpa. El libro de la Biblia no hablaba nada. 

Para la cultura andina todo se estructura dentro de un tejido de relaciones vivas, cargadas de sentido y de mensajes. Perciben el hilo que penetra, unifica y da significado a todo. Nosotros los occidentales vemos los árboles pero no percibimos el bosque. Las cosas están aisladas unas de otras. Son mudas. Hablar es sólo cosa nuestra. Captamos las cosas fuera del conjunto de relaciones, por eso nuestro lenguaje es formal y frío. En él hemos elaborado filosofías, teologías, doctrinas, ciencias y dogmas. Pero esta es nuestra manera de sentir el mundo, no la de todos los pueblos. 

Los andinos nos ayudan a relativizar nuestro pretendido «universalismo». Podemos expresar los mensajes mediante otras formas relacionales e incluyentes y no por aquellas objetivas y mudas a las que estamos acostumbrados. Ellos nos desafían a escuchar los mensajes que nos vienen de todos lados. En estos días debemos escuchar lo que las nubes negras, los bosques de las laderas de las montañas, los ríos que crecen y rompen barreras, las pendientes abruptas y las rocas sueltas nos advierten. Las ciencias de la naturaleza nos ayudan en esta escucha. Pero no es nuestro hábito cultural captar las advertencias de aquello que vemos y entonces nuestra sordera nos hace víctimas de desastres que hay que lamentar. Sólo dominamos la naturaleza, obedeciéndola, es decir, escuchando lo que ella nos quiere enseñar. La sordera nos dará amargas lecciones.

El modelo minero a gran escala causa miseria y atenta contra la democracia y los derechos humanos en America Latina.

Entrevista con la socióloga argentina Maristella Svampa
por Fernando Arellano Ortiz | Cronicon.net | 01.11.2011


En América Latina se viene ejecutando una segunda fase del criminal modelo neoliberal que tantos perjuicios económicos, sociales y políticos generó a la región durante el último cuarto de siglo, mediante la puesta en marcha de lo que el presidente conservador colombiano Juan Manuel Santos ha dado en llamar la “locomotora minera” para significar unas supuestas “ventajas y oportunidades económicas”.

Este modelo conocido como extractivismo (explotación de los recursos naturales) tiene en la minería de cielo abierto, “la actividad más perversa en la medida en que muestra lo peor: desposesión y despojo descarnado, altos índices de contaminación del medio ambiente, aprovechamiento al máximo de los territorios objeto de explotación no dejando ganancias económicas para los países, y amenaza a la democracia y a los derechos humanos”, explica en forma categórica la socióloga e investigadora argentina Marsitella Svampa, principal referente hoy en día en Latinoamérica en este tema.

Svampa ha recorrido buen parte de la geografía latinoamericana para estudiar in situ la realidad socioeconómica de las comunidades afectadas por la explotación minera, lo que le ha permitido analizar en profundidad las múltiples consecuencias que esta actividad extractivista viene causando en la descomposición del tejido social y con ella, la irrupción de conflictos sociales y políticos que, como bien señala, amenazan la estabilidad democrática y el respeto por los derechos humanos en la región.

En sus múltiples investigaciones, libros, ensayos y artículos periodísticos, esta científica social ha sido contundente en sus conclusiones al señalar que el modelo minero a cielo abierto que han adoptado varios gobiernos latinoamericanos ya sean de derecha, centroizquierda o izquierda, “no solo genera más conflicto social, sino que contribuye a la reprimerización de las economías latinoamericanas”. Lo grave, añade, es que “estamos consolidando enclaves de exportación que, lejos de generar desarrollo endógeno, producen más pobreza y desigualdad”.

Ejércitos privados en alquiler

Por Raúl Arcomano

Unas 700 empresas operan en todo el país y emplean a alrededor de 150 mil personas. Así, la cifra de vigiladores duplica y hasta triplica a la de efectivos policiales. Los especialistas critican la falta de controles a las agencias y al uso de armas. 

Quis custodiet ipsos custodes? Quién custodia a los custodios: la frase en latín del poeta romano Juvenal, escrita un siglo antes de Cristo, tiene hoy más actualidad que nunca. Las policías privadas son hoy en la Argentina un Leviatán de difícil control. El número de vigiladores privados creció de manera exponencial en los últimos años, al calor del aumento de determinados delitos y de la sensación de inseguridad. Hoy duplica y triplica la cantidad de policías: de unos 30 mil agentes privados que se contabilizaban a fines de los ’80, la cifra trepó a los 150 mil que se estiman en la actualidad. Varios interrogantes rodean a la actividad. La principal: cómo se regula y se controla a quienes nos controlan todos los días desde una garita, la entrada de un barrio cerrado, la puerta de una empresa o un organismo público o un local de un shopping. En muchos casos, se trata de personal armado que no ha tenido la capacitación adecuada: ya se contabilizan muchos casos de gatillo fácil protagonizados por custodios privados. Para los especialistas, la irrupción definitiva de estos ejércitos en alquiler es consecuencia del retiro del Estado –nacional, provincial y municipal– del tradicional monopolio estatal en la provisión de la seguridad pública.