“Pidieron plata por el cuerpo”
El escritor y periodista se presentó como testigo en el juicio por los crímenes de El Vesubio. Habló sobre el secuestro y asesinato de la joven alemana y señaló que, durante la dictadura, ese país privilegió los negocios.
Osvaldo Bayer realizó un documental sobre el caso de Elisabeth Käsemann que ofreció como prueba al tribunal.
Por Victoria Ginzberg
Elisabeth Käsemann nació en Alemania. Era hija del teólogo más importante de la Iglesia Evangélica de ese país. Vino a estudiar a Buenos Aires en 1968 y trabajó en las villas miseria de Wilde, Lomas de Zamora y Retiro. El 9 de marzo de 1977 fue detenida y llevada al cuartel militar de Palermo y después al centro clandestino de detención El Vesubio. Su cuerpo apareció luego de que los militares informaran de un falso enfrentamiento. Su padre fue a buscarlo a la embajada alemana. “¿Cómo puede vivir en un país en el que hasta le cobran para retirar el cadáver de alguien que ellos mismos asesinaron?”, le preguntó Ernst Heinrich Friederich Käsemann a Osvaldo Bayer, luego de contarle que un oficial le había pedido 20 mil dólares para devolverle los restos de su hija. El escritor, periodista y columnista de Página/12 lo recordó ayer al declarar como testigo en el juicio oral por los crímenes cometidos en El Vesubio.
Bayer fue citado por la investigación que realizó sobre el caso Käsemann. Contó que durante la última dictadura se exilió en Alemania y allí recibía y difundía denuncias sobre los secuestros y desapariciones en la Argentina. Hay 72 alemanes víctimas del terrorismo de Estado, pero el asesinato de Elisabeth Käsemann tuvo fuertes repercusiones porque su padre era una persona muy conocida. Bayer hizo un documental sobre la joven que ofreció como prueba al tribunal: “Tiene valor histórico porque permite entrar en el clima de la época. Hay testimonios de gente que ya no está, como el padre de Elisabeth; hay testimonios de mujeres que estuvieron presas en El Vesubio que describen cómo se comportaba el jefe, (Pedro) Duran Sáenz. Cuentan cómo las mujeres fueron manoseadas y abusadas por los guardias y por el propio Duran Sáenz, que no sé si está acá...”.
Estaba. Y escuchaba desde su asiento. El jefe de El Vesubio está siendo juzgado junto a los represores Héctor Gamen, Hugo Pascarelli, José Maidana, Diego Chemes, Roberto Zeolitti, Ramón Erlan y Ricardo Martínez.
“Mi mejor testimonio está acá –dijo Bayer al mostrar una cajita con un CD que contenía su documental–; en historia no se puede mentir, si se miente, viene alguien con un documento y lo desmiente.” El escritor pidió que los jueces miraran la película y los abogados querellantes solicitaron que se proyectara en el momento, pero el tribunal dispuso analizar el reclamo y eventualmente pasarla en otra audiencia.
Bayer habló de la relación entre el gobierno alemán y la dictadura argentina. “Alemania tuvo un comportamiento nada democrático: venta de armas, dos submarinos...La respuesta del gobierno era que Alemania tenía que cuidar sus intereses económicos”, señaló. El columnista de Página/12 relató que fue invitado a un simposio para hablar sobre este tema, pero luego de que enviara su ponencia fue “desinvitado”. También se refirió al oficial del Ejército que atendía a los familiares de desaparecidos que iban a pedir ayuda a la embajada argentina en Buenos Aires. A principios de 1999, el Ministerio de Relaciones Exteriores alemán reconoció la presencia de este agente, que se hacía llamar “mayor Peirano”, dentro de la sede diplomática. El 7 de marzo de ese año, Página/12 reveló que Peirano era en realidad Antonio Carlos Españadero, miembro del Batallón de Inteligencia 601. Fue el propio Españadero quien confirmó su identidad en diálogo con este diario.
Bayer dio nombres de personas que habían hablado en el documental sobre Elisabeth, como Elena Alfaro, sobreviviente de El Vesubio, y la pastora inglesa Diana Houston, que era compañera de casa de Käsemann y fue secuestrada unos días después y luego liberada. “La embajada inglesa la sacó en tres días. Ella escuchó cómo torturaban a Elisabeth en el primero de Infantería”, contó el escritor.
El 26 de mayo de 1977, dos meses y medio después del secuestro de Käsemann, el entonces general, Guillermo Suárez Mason informó públicamente de un “enfrentamiento” en el que murieron 16 personas, entre ellas cuatro mujeres. Una de ellas, “Isabella Kasermann”. “Llevaron su cadáver a la embajada alemana mucho después del secuestro. Excavaron en la tumba para quedar bien con la embajada alemana”, señalo Bayer. Un médico de la embajada alemana constató que el cuerpo era de Elisabeth. Una posterior autopsia estableció que fue asesinada con disparos por la espalda a muy corta distancia. “El pastor no podía comprender tanta ferocidad”, dijo Bayer, que pidió investigar el reclamo, de parte de un miembro del Ejército (podría ser Españadero, pero no está confirmado), de dinero para entregar el cuerpo. Al referirse a este hecho, uno de los abogados de la defensa lo definió como “el impuesto”.