miércoles, 10 de mayo de 2017

“SI NOS CALLAMOS, GRITARÍAN LAS PIEDRAS“

Pastoral Social de Neuquén
“SI NOS CALLAMOS, GRITARÍAN LAS PIEDRAS“ (Ev.de S.Lucas 19,40)

Como Equipo de Pastoral Social del Obispado de Neuquén, sentimos el deber de pronunciar una palabra ante los dolorosos acontecimientos que vive la República, donde se abre espacio a la IMPUNIDAD de los delitos más graves cometidos en la historia de nuestra Patria.

Necesitamos repudiar la decisión de la Corte Suprema de Justicia de la Nación de habilitar una ley derogada hace muchos años, comúnmente llamada del 2x1 y que fuera destinada a delitos comunes, para que ahora sea aplicada a delitos de lesa humanidad, los cuales tienen una especial aplicación de las leyes precisamente por lo aberrantes de esos delitos. Esta decisión de la Corte, quienes son expertos en temas judiciales y que debieran garantizarnos a los ciudadanos el respeto pleno de las leyes de la República, pone en riesgo el respeto fundamental de la Constitución Nacional.


Lamentamos a la vez, la desacertada acción de nuestros Obispos, que en la reciente Asamblea episcopal afrontaron el tema de la reconciliación de tal manera que sólo sumaron confusión y rechazo. El trato dado al tema no sólo sorprendió sino que fue interpretado mayoritariamente por la ciudadanía como una propuesta de impunidad en vez de una auténtica reconciliación.

Por todo esto, sintiéndonos comprometidos como cristianos y de manera especial como parte de esta Iglesia de Neuquén, quien bajo la guía de nuestro querido Don Jaime de Nevares y los demás Obispos que lo sucedieron, siempre fue muy clara en esta opción de defender la vida y todos los derechos humanos que le corresponden a todas las personas; queremos afirmar, con las mismas palabras de Don Jaime de hace años, que este fallo de la Corte Suprema, que repudiamos con la inmensa mayoría de nuestro pueblo, significa que “La inicua injusticia se ha consumado. La Justicia, garantía de seguridad para la Nación, ha sido burlada. La arbitrariedad ha sido entronizada. La desconfianza hacia las instituciones republicanas invadirá todos los ámbitos. La sociedad argentina no resiste convivir con los autores de los más aberrantes crímenes de su historia, de los que no han pedido perdón porque no están arrepentidos. El espíritu de venganza ha sido fomentado. A la violencia le han dado argumentos. ¿Y a esto le quieren llamar Reconciliación?” 29/12/1990.

Queremos fortalecer nuestros compromiso con la Doctrina de nuestra Iglesia, que en el Documento de Puebla (México 1979) en su Nº 42, nos dice:
“Angustias surgidas por los abusos de poder, típicos de los regímenes militares; angustias por la represión sistemática o selectiva, acompañada de delación, violación de la privacidad, apremios, torturas, exilios. Angustias en tantas familias por la desaparición de seres queridos, de quienes no pueden tener noticia alguna. Detenciones sin ordenes judiciales. Angustia ante un ejercicio de la justicia sometida o atada. La Iglesia “por un auténtico compromiso evangélico” debe hacer oír su voz DENUNCIANDO y CONDENANDO estas situaciones, MÁS AÚN CUANDO LOS GOBIERNOS O RESPONSABLES se dicen CRISTIANOS.”

Y recordar los criterios que como Iglesia tenemos para una verdadera reconciliación, que nos dieron nuestros propios obispos argentinos en el Documento “Iglesia y Comunidad Nacional” ya el 9 de mayo de 1981:
“No es confiando en que el tiempo trae el olvido y el remedio de los males como podemos pensar y realizar ya el destino y el futuro de nuestra patria.” (Nº 33)
“Porque se hace urgente la reconciliación argentina, QUEREMOS AFIRMAR QUE ELLA SE EDIFICA SÓLO SOBRE LA VERDAD, LA JUSTICIA Y LA LIBERTAD, IMPREGNADAS EN LA MISERICORDIA Y EN EL AMOR” (Nº 34).

Como miembros de la Iglesia, con dolor por este retroceso democrático pero con esperanza en el Dios de la Vida, confiamos en que la unión de todas las personas de buena voluntad, hará posible que más temprano que tarde logremos reencauzar el camino hacia la Verdad y la Justicia para volver a encontrar la huella de la verdadera Paz.

Neuquén, 6 de mayo de 2017.-
Rubén Capitanio P/ EQUIPO DE PASTORAL SOCIAL
DEL OBISPADO DE NEUQUÉN