Estamos aquí porque nos convoca la lucha y la resistencia Qom.
Paradójicamente el nombre de esta avenida “9 de julio”, en la que estamos reunidos, lugar de meses de acampe y huelgas de hambre de miembros de la comunidad Qom, quiere recordarnos la independencia. Extraña independencia la nuestra, que alterna el pago obsecuente de una deuda externa fraudulenta e ilegítima con la indiferencia hacia los pueblos originarios, primeros habitantes de este suelo.
Ya conocemos todo lo que ha padecido la comunidad La Primavera, desde aquél tan lejano noviembre de 2010, cuando los hechos que tanto repudiamos tomaron estado público. No hemos venido a repasar una vez más tanto dolor y tanto atropello. Sin embargo vale remarcar brevemente lo siguiente: la memoria de estas comunidades guarda las acciones de la gendarmería escondidas tanto en Napalpí, Chaco, en julio de 1924 (donde la comunidad toba fue víctima de una masacre similar, de los asesinatos que el entonces gobernador Centeno, durante la Presidencia de Alvear, dispuso como medio para robar sus tierras) como en La Primavera, Formosa, en noviembre de 2010, durante el actual gobierno provincial de Gildo Insfrán y la Presidencia de Cristina Fernández de Kirchner. La situación se repite en otros sitios: varían los escenarios, pero no los objetivos y los métodos del poder: Por eso toda lucha actual se entrelaza con las luchas de los antepasados.
Nosotros creemos en un Dios que escucha el clamor de su pueblo pobre y no queda indiferente, por eso alzamos nuestra voz con fuerza y firmeza ante lo que ya constituye un escándalo: la indiferencia, la postergación, el inadmisible silencio del Gobierno Nacional. Éste también es un reclamo de Derechos Humanos. No queremos más mártires de la tierra, habiendo avanzado en la legislación, con un compromiso específico en la Constitución Nacional de respeto a la tierra -Art. 75, Inc. 17- y un Convenio Internacional -169 OIT- ratificado por el gobierno, que año a año, le obliga a informar sobre el cumplimiento con las Comunidades Indígenas y Tribales. Los instrumentos jurídicos están disponibles: solo hay que ejecutarlos en coherencia con lo que tanto se proclama. Confiamos en que se alcance una mayor coincidencia entre los dichos y los hechos.
Jesús no titubeó cuando tuvo que optar: lo hizo por los pobres, por los oprimidos, por los explotados, por los que el sistema dejaba de lado y excluía. No lo impulsó ningún otro interés. Lo hizo por instaurar el Reino, proyecto político-amoroso de Dios. Y porque creemos en el Dios de Jesús aquí estamos hoy, junto a estos hermanos, para actualizar ahora y siempre esta opción. ¡Queremos un país para todos y todas!.
Parafraseando a nuestro santo latinoamericano, Oscar Romero, pedimos, suplicamos, exigimos, en nombre de Dios y del pueblo pobre y excluido: ¡que cese esta indiferencia!.
Espacio Ecuménico