Parque 17 de Febrero, C. Valdense – Uruguay – 3 al 7 de febrero de 2010
Acto 15 (Documento Cuerpo Pastoral)
El Sínodo, habiendo recibido los aportes que el Cuerpo Pastoral ha elaborado en relación a lo solicitado por los Actos 11/SR/09 (Bendición de uniones civiles de parejas con orientaciones sexuales diferentes) y 12/SR/09 (Bendiciones de parejas de hecho)
RESUELVE:
a) Poner a disposición de las comunidades y distintas instancias de Iglesia Evangélica Valdense del Río de la Plata estos documentos que se adjuntan como un instrumento más de comunicación, dialogo y reflexión.
b) Compartir los documentos con las respectivas Federaciones Evangélicas.
El Cuerpo Pastoral de la Iglesia Evangélica Valdense recibió el pedido de l Sínodo 2009 de tratamiento del tema de la unión civil de parejas del mismo sexo.
En primer lugar, notamos una disparidad en el proceso de tratamiento y aproximación sobre esta cuestión. Hay comunidades que han venido reflexionando y conviviendo con esta temática desde hace tiempo. También es importante tener en cuenta que el área europea de nuestra iglesia ha andado ya un largo camino y ha producido abundante literatura al respecto.
Segundo, consideramos que es necesario un tiempo suficiente para acompasar la reflexión , respetando los espacios y momentos de cada comunidad. Por ello estimamos que es imposible alcanzar una resolución para el próximo Sínodo como el Acto lo requiere.
Tercero, durante esta reunión del Cuerpo Pastoral nos abocamos al estudio de aquellos textos bíblicos comúnmente asociados a la temática de las orientaciones sexuales y observamos la complejidad del tema que se deja ver ya en las distintas traducciones de los textos bíblicos, donde se incorporan categorías actuales ajenas a ellos. Así mismo señalamos la falta de consenso en las ciencias humanas en cuanto a la comprensión de esta realidad y la existencia de marcos legales distintos en nuestros países.
Finalmente, somos conscientes de ser una Iglesia que nace del amor y de la gracia sin medida de Cristo (Rom 5,1-11). Esto nos desafía a caminar de acuerdo a la vocación a la que hemos sido llamados/as (Ef 4,1) y que se hace patente en el llamado de Jesucristo al amor al prójimo. Nos sentimos entonces convocados/as a ser puerta abierta a todos y todas.
La bienvenida y la reflexión junto a y no sobre aquellos y aquellas, es lo que nos permitirá ser fieles al llamado evangélico:
“ recibíos los unos a los otros, como también Cristo nos recibió, para gloria de Dios” (Rom 15.7)
Juan Lacaze, 16 de julio de 2009+
Comunicación cuerpo pastoral sobre Actos 11 y 12/SR/09
En la reunión de cuerpo pastoral del 2 y 3 de Febrero seguimos abordando la temática presentada por el sínodo anterior en relación a los actos 11 y 12. Además de la reflexión presentada a las comunidades en el mes de Julio queremos sumar ahora los siguientes aspectos:
Sobre la base de la reflexión realizada en la iglesia evangélica valdense de Montevideo rescatamos el valor de la comunidad local como ámbito privilegiado de autoridad. Es la asamblea local una instancia fundamental donde se puede y debe decidir sobre sus cuestiones esenciales en un ambiente reflexivo y en libertad, siempre en diálogo con la Palabra de Dios y en una escucha atenta a la acción del Espíritu Santo en la vida cotidiana (Ver Hechos de los Apóstoles 15).
Es necesario afirmar que esta temática, como otras, es parte de un proceso reflexivo continuo donde la comunidad iluminada por el amor manifestado por Dios en Jesucristo busca ser fiel a su llamado de anunciar el evangelio y de manifestar concretamente el amor inclusivo al prójimo (1Corintios 13). Es decir, no hay una decisión, ni una declaración que pueda agotar este tema. Se trata más bien de un ejercicio constante de renovación y aprendizaje y no de una afirmación dogmáctica clausurante del caminar de la fe.
Vemos que la vivencia de la sexualidad y sus consecuencias en nuestras comunidades y sociedades están signadas muchas veces no por el amor y respeto mutuo sino por el dolor, el sometimiento y la violencia. Las situaciones de discriminación que surgen en nuestras comunidades nos muestran a niñas/os, jóvenes, adultos, matrimonios y ancianas/os sufrientes y dolido/as por el maltrato y el abuso. Estas situaciones son vividas como “normales” y aceptables para los ojos de nuestra sociedad cuando no lo son para el evangelio.
Notamos una contradicción cuando invisibilizamos estos hechos en el marco de una determinada comprensión de la sexualidad humana y juzgamos rápida y prejuiciosamente otras vivencias en donde se manifiesta el amor y el respeto mutuo.
Por ello es necesario abordar los actos sinodales mencionados y todo el proceso reflexivo consecuente desde una mirada más amplia que incluya toda la sexualidad y el cuerpo humano desde una perspectiva de género y en un diálogo interdisciplinario y ecuménico.
Debemos animarnos como comunidades a sensibilizarnos y salir al encuentro con acciones concretas de formación, atención e intervención en este tema que nos demanda una respuesta evangélica solidaria. Consecuentemente si una comunidad recibe un pedido concreto y ha reflexionado alcanzando un consenso maduro y respetuoso entendemos que debería sentirse en la libertad de tomar las decisiones pertinentes.