jueves, 14 de enero de 2010

INFORMEDH Nº 21 - EDITORIAL


Transcribimos en este primer número del INFORMED-Digital de 2010 la homilía de Año Nuevo de la Obispo Margot Kässmann de Hannover, porque creemos que es una de las palabras más claras, valientes y orientadoras que hemos oído últimamente de líder alguno de las iglesias cristianas del hemisferio norte.
El trasfondo y la oportunidad no pueden ser más desafiantes: La Obispo Kässmann había exigido en varias entrevistas que diera para Navidad el retiro inmediato de los soldados alemanes de Afganistán (informamos sobre ello en el último número 20 del INFORMEDH-Digital) lo cuál le valiera airados ataques e incluso difamaciones de los representantes del “establishment” aliado a los EEUU y sus medios de prensa.
En su celebración de Año Nuevo la Obispo Kässmann vuelve sobre el tema Afganistán pero denuncia además abiertamente otras realidades sumamente sensibles, conflictivas e incluso traumáticas para la sociedad alemana, ocultas detrás de su fachada de éxito, perfección y abundancia, a saber:
El fracaso planificado y anunciado de la Cumbre Climática de Copenhague en diciembre de 2009;
El ataque perpetrado por la fuerza aérea alemana a pedido del comando de la OTAN el 4 de setiembre de 2009 en Kunduz, Afganistán, con un saldo de 142 civiles muertos;
La pobreza infantil en Alemania, que según los últimos estudios publicados alcanza a más de 3 millones de niños;
El suicidio de Robert Enke el 10 de noviembre de 2009 a la edad de 32 años, arquero del Hannover 96 y de la selección mundialista alemana, consecuencia de una depresión silenciada por miedo a ser reemplazado en su puesto.

Vale la pena recordar, que la pastora Margot Kässmann, además de ser Obispa de la Iglesia Evangélica Luterana de Hannover desde 1999, preside la Iglesia Evangélica de Alemania, elección que entre otras cosas llevó a que la Iglesia Ortodoxa Rusa rompiera sus relaciones con esta iglesia. La Obispa Kässmann siempre se sintió muy cerca de nuestras iglesias latinoamericanas y del MEDH. En ocasión de la reunión del Comité Central del Consejo Mundial de Iglesias en Buenos Aires en 1985, como joven pastora, nos acompañó a visitar solidariamente a los últimos presos del terrorismo de estado, que aún permanecían encarcelados. La lectura de su homilía sin duda da cuenta de su coherencia y es tan desafiante como enriquecedora y esperanzadora.
                       
Pastor Arturo Blatezky