lunes, 10 de junio de 2013

Vigilia de pueblos originarios por histórico reclamo de derechos



Como cierre a la Cumbre Nacional de Pueblos y organizaciones Indígenas, pueblos aborígenes y diversas agrupaciones defensoras de derechos humanos, convocaron una vigilia en Plaza de Mayo para exigir el reconocimiento de sus derechos. “Nosotros no queremos ser gobernadores, no queremos gobernar la nación: queremos gobernar nuestros territorios”, así resumió el objeto de la lucha la guía espiritual del pueblo Huarpe. Informe, imágenes y video: ANRed.

Flameaban las banderas multicolores en la Plaza de Mayo. Su movimiento incesante y eléctrico denotaban la energía del viento: esa fuerza ancestral que mandaba la pacha. El sol comenzaba a apagarse sobre el regazo de ésta cuando representantes de pueblos aborígenes llegaban para reunirse alrededor de la histórica pirámide.



Horas antes, habían presentado al Poder Ejecutivo Nacional las conclusiones de la cumbre, y la solicitud para una audiencia con la Presidenta Cristina Fernández de Kirchner. Entre los reclamos que desean plantear los pueblos se destacan la reforma judicial de propiedad comunitaria indígena, la malversación de fondos destinados al Programa de Relevamiento Territorial (Ley 26160) y los hechos repudiables de violencia sufridos por los integrantes de diversas étnias. El gobierno nacional cuenta con un plazo de 20 días para emitir una respuesta.

 


Una de las primeras en llegar fue Nora Cortiñas, representante de Madres de Plaza de Mayo Línea Fundadora, quien se acercó a apoyar la causa. Con su pañuelo blanco cubriéndole la cabeza, desfilaba entre los presentes saludando con un beso a cada uno que se le acercaba.
Asustaba verla tan pequeña entre los micrófonos y cámaras fotográficas que la apuntaban fijamente desde la ronda que la había encerrado.




Todos querían preservar las palabras de esta luchadora de los derechos humanos. Ante la pregunta sobre la esperanza de obtener una reunión con el gobierno nacional, Cortiñas contestó: “yo no sé qué piensa la presidenta. Quiero que lo veamos hoy sobre los hechos. Que abra la puerta de la casa de gobierno para recibirnos”.




Las banderas seguían agitándose. Esta vez, detrás de las nucas de los representantes de los diversos pueblos originarios que se congregaban al lado de la Pirámide de Mayo para dar inicio a la vigilia.
 


El dirigente Qom, Félix Díaz, elegido como vocero de la cumbre, no pudo presentarse a tiempo por inconvenientes con el transporte. De modo que la primera en tomar la palabra fue Anta, guía espiritual del pueblo Huarpe, quien declaró que “la cumbre es el trabajo de cinco siglos. Es el trabajo de 200 años. Es el trabajo de nuestros mayores, es la marcha de los pueblos indígenas en este punto del hemisferio Sur para renacer”, por ello destacó el valor de la lucha como forma de reconstruir nuevos caminos, sin olvidar los antiguos. También remarcó el respeto por la tierra y agregó: “nuestras pertenencias son el territorio, son nuestra cosmovisión y filosofías, nuestras culturas, nuestros sistemas de vida, nuestros derechos preexistentes; y eso es lo que ha reflejado esta cumbre”. Y cuando los gritos hacían que su voz se volviera más fuerte en aquella noche, cerró su discurso con una frase que pareció clavarse en cada uno de los allí presentes: “El etnocidio que ha ocurrido en este punto del territorio no ha parado: y sin embargo, estamos de pie”.

A continuación, tomó la palabra Elías Mancipan, representante del pueblo Mapuche. “Todavía hablan de futuro. Yo no se qué futuro va a ser si está contaminada el agua, ahora quieren destruir de abajo la madre tierra porque la minería a cielo abierto es el atropello de los terratenientes, de los que dicen que son dueños. ¡Dueños no son!”.
 

Se encontraban apoyando la lucha los defensores de derechos humanos Adolfo Pérez Esquivel y Pablo Pimentel. Pérez Esquivel, al referirse a los derechos de los pueblos originarios, aseguró que “todos los hermanos que están hoy, que vienen de diferentes lugares de la nación, deben ser respetados. No sólo por su territorio, sino también por si identidad, por sus valores” porque “no se puede hablar y acotar los derechos humanos únicamente del ’76 al ’83. Tenemos que ver los derechos humanos hoy. ¿Qué es lo que está pasando con nuestros pueblos?”. Mientras que Pablo Pimentel cerró el ciclo de exposiciones reclamando que “el gobierno arme una agenda con todos aquellos temas que han quedado inconclusos a lo largo de la historia. Y uno de esos temas, son los derechos de nuestros hermanos originarios”, entonces “nosotros, como defensores de los derechos humanos, no vamos a permitir que se avasalle ningún derechos más”.

La noche había llegado: las luces de la rosada miraban desde la otra esquina de la plaza, detrás de un gran vallado. Mientras tanto, las banderas multicolores seguían flameando.