jueves, 28 de junio de 2012

Comunicado de la IERP ante la situación que vive la hermana República del Paraguay


¡Que nadie se alegre porque Fernando Lugo ha sido destituido!

La destitución de Fernando Lugo ha sido una obra maestra del ingenio político de un sector social paraguayo vinculado a las esferas más altas del poder económico. Formal y legalmente correcta, aunque con evidentes errores de procedimiento, y moralmente corrupta desde su inicio hasta el final.

Que nadie se engañe, sobre la sangre derramada en Kuruguaty no se construye un nuevo gobierno. Bueno hubiera sido que el Congreso creara una comisión investigadora independiente para deslindar responsabilidades y encontrar los culpables.

Que nadie imagine tiempos pacíficos porque se garantiza la propiedad privada. En su primer discurso, el nuevo Presidente prometió lo que todos prometen al asumir, una reforma agraria con todas las garantías. Es la centésima vez que se promete lo mismo. ¿Le creen?

Que nadie imagine que los campesinos le han creído. Seguirán reclamando tierras en la vana esperanza de volver al mítico Paraguay del pequeño campesino.

Que nadie se alegre por la mano dura que se avizora en el horizonte. Esa mano está acostumbrada a abofetear hasta la muerte y su único dueño es la ambición de poder y dinero.


Con estas brevísimas reflexiones la Iglesia Evangélica del Río de la Plata desea expresar su consternación y preocupación por lo que están viviendo sus hermanos y hermanas del Paraguay. Insta al Comité de Iglesias para Ayudas de Emergencia (CIPAE) a promover una investigación independiente del enfrentamiento en Kuruguaty; invita a las organizaciones campesinas, especialmente  a ASAGRAPA, a continuar su lucha pacífica por el recupero de las tierras usurpadas por latifundistas enquistados en el poder desde hace décadas.

Nos solidarizamos con las familias de los muertos en Kuruguaty y comprometemos nuestra voz para que se esclarezcan las responsabilidades de los ejecutores, como de los instigadores.

Asimismo invitamos a nuestros hermanos y hermanas de la Iglesia Evangélica del Río de la Plata a ser testigos de un mensaje de paz, vida, justicia y verdad en una sociedad que ha perdido el rumbo. Los exhortamos a no ser cómplices y a no callar ante la injusticia, la prepotencia y la mentira hecha institución.

Que sea la misma Palabra de Dios quien juzga la actual situación en el Paraguay:

“¡Ay de ustedes, que compran casas y más casas, que consiguen campos y más campos, hasta no dejar lugar a nadie más, y se instalan como si fueran los únicos en el país!
El Señor todopoderoso me ha jurado: “Muchas casas serán destruidas; y por grandes y hermosas que sean, nadie las habitará.
Tres hectáreas plantadas de uvas no rendirán más que un barrilito de vino. Diez costales de semilla solo rendirán uno de trigo.”
¡Ay de ustedes, que madrugan para emborracharse, y al calor del vino se quedan hasta la noche!
Todo es música de arpas, salterios, tambores y flautas, y mucho vino en sus banquetes; pero no se fijan en lo que hace el Señor, no toman en cuenta sus obras.
Por eso, por no querer entender, mi pueblo irá al destierro. Todo el pueblo, con sus jefes, morirá de hambre y de sed.
Como una fiera, el sepulcro abre su boca sin medida, para tragarse al pueblo y a sus jefes, a esa gente que vive en juergas y diversiones.
La gente quedará completamente humillada; los orgullosos tendrán que bajar los ojos.
El Señor todopoderoso mostrará su grandeza en el juicio; el Dios Santo mostrará su santidad haciendo justicia.
Las ciudades serán destruidas y en sus ruinas pastarán ovejas y cabras.
¡Ay de ustedes, que con mentiras arrastran la maldad, que arrastran el pecado como quien tira de un carro!
Ustedes que dicen: “Que Dios haga pronto sus cosas, para que las veamos; que el Dios Santo de Israel cumpla de prisa sus planes, para que los conozcamos.”
¡Ay de ustedes, que llaman bueno a lo malo, y malo a lo bueno; que convierten la luz en oscuridad, y la oscuridad en luz; que convierten lo amargo en dulce, y lo dulce en amargo!
¡Ay de ustedes, que se creen sabios y se consideran inteligentes!
¡Ay de ustedes, que son campeones bebiendo vino, y nadie les gana en preparar licores!
Ustedes, que por dinero declaran inocente al culpable y desconocen los derechos del inocente.
Por eso, así como el fuego quema la paja y las llamas devoran las hojas secas, así también perecerán ustedes, como plantas que se pudren de raíz y cuyas flores se deshacen como el polvo.
Porque despreciaron las enseñanzas y las órdenes del Señor todopoderoso, el Dios Santo de Israel” (Isaías 5, 8–24).
“Pero ustedes no han aprendido a Cristo así, si es que de verdad lo han oído y han sido enseñados por él, conforme a la verdad que está en Jesús. En cuanto a la pasada manera de vivir, despójense del viejo hombre, que está viciado conforme a los deseos engañosos y renuévense en el espíritu de su mente y vístanse del nuevo hombre, creado según Dios en la justicia y la santidad de la verdad” (Efesios 4,20–24).
Oramos junto a ustedes para que Dios bendiga esa hermosa tierra del Paraguay dándole paz, vida y esperanza en medio de la tormenta que le toca vivir. A Él sea toda la gloria, ahora y siempre. Amén.

Carlos A. Duarte. Pastor Presidente de la Iglesia Evangélica del Río de la Plata.