jueves, 27 de octubre de 2011

Causa ESMA: Cadena perpetua para Astiz, Acosta y Cavallo


www.marcha.org.ar

Por Cristian Delicia. El “’Ángel de la muerte”, el “Tigre” Acosta y “Sérpico” Cavallo deberán pasar el resto de sus días en la cárcel. Otros 13 represores fueron condenados a 18 y 25 años de prisión.

Pasaron 35 años de dolor e impunidad, de ausencias y huellas en el pecho, de bronca e impotencia, para que los familiares de los detenidos-desaparecidos torturados en la ex Escuela de Mecánica de la Armada (ESMA), vieran con sus ojos nublados por el llanto, una porción de justicia que le pelearon a la historia. Pasadas las 20.15hs, Alfredo Astiz, Jorge "Tigre" Acosta y Ricardo Cavallo fueron condenados a cadena perpetua por los delitos de lesa humanidad cometidos en el edificio de la Av. Libertador, junto a otros 13 represores.

Después de unos interminables dos años, los testimonios de centenares de testigos que fueron convocados a lo largo y ancho del mundo, la necesidad de memoria de un país que sufrió el intento del punto final y  la obediencia debida y los rostros de los centenares de personas que esperaban la sentencia en la puerta del TOF 5, se fundieron en el mismo río de lagrimas que lloraba Rodolfo Walsh al ver las injusticias contra su pueblo cuatro decádas atrás. Esta vez se lloró de alegría, memoria y justicia.

“Pensé que jamas iba a vivir este momento, este día, un día historico, es algo que nunca vamos a olvidar las madres” le dijo a Marcha, Taty Almeyda, una de las Madres de plaza de mayo – Linea Fundadora, mientras entre gritos de felicidad, abrazos y crisis de llantos, se festejaba la sentencia de los 86 crimenes que se juzgaron en esta primera etapa de la megacausa ESMA.

Durante la lectura de las distintas condenas, Alfredo Astiz -una de las caras más simbolicas de la dictadura-, esbozó sonrisas y gestos varios al escuchar una a una las penas que iban desde los 18 y 25 años al confinamiento perpetuo de sus amigos sentados al banquillo. Llegado su turno y ante el abucheo generalizado de los asistentes que poblaban el tribunal, se tocó una escarapela argentina que llevaba en la solapa de su traje, una mueca que no empañó el clima de algarabía generalizada por la perpetuidad de sus años a la sombra.

“Hoy es un día de felicidad, es un día de festejo y justicia” gritaba afonicamente uno de los miembros de H.I.J.O.S. Mientras, el sol caia y el frío de la tarde se trenzaba en lucha contra el calor que proponían los canticos de los movimientos sociales y de derechos humanos, éstos observaban a traves de una pantalla gigante montada sobre un escenario, el juicio donde se juzgaba, entre otros, los secuestros y desapariciones del periodista y escritor Rodolfo Walsh, de la fundadora de Madres de Plaza de Mayo, Azucena Villaflor, de sus compañeras María Bianco y Esther de Careaga, y de las monjas francesas Léonie Duquet y Alice Domon.

Este es el primer juicio oral llevado a cabo contra los vejamenes cometidos en la ESMA, el mayor centro clandestino de tortura que ha tenido la Argentina. Se espera que el año que viene comience el denominado ESMA 2, en el que se juzgarán otros casos de privación ilegitima de la libertad y desaparición forzada, y siguiendo a este el de los “vuelos de la muerte”. Se estima que hay alrededor de 3000 represores sueltos, sin causas abiertas, ni investigaciones en curso.