jueves, 17 de enero de 2013

Declaracion en relacion a la ex ESMA y el Espacio de la Memoria


Los organismos de derechos humanos abajo firmantes, queremos, con la presente declaración, hacer balance de nuestra conducta y postura en relación a la Escuela de Mecánica de la Armada durante y después de la Dictadura; y hacia el Espacio de Memoria que se construye en el predio en el que funcionara lo que fue uno de los instrumentos emblemáticos del Genocidio.

Durante los años del Terrorismo de Estado fuimos parte de los que denunciamos la existencia del Centro de Detención y Exterminio ESMA en el interior y exterior del país y algunos de nosotros lo denunciamos ante la Asamblea de la Organización de Estados Americanos por el caso de Inés Ollero, desaparecida en la Esma, que se constituyó en el primer caso tratado en la Asamblea General de dicha organización.

En 1998, junto a un enorme colectivo de organismos de derechos humanos y fuerzas políticas, nos opusimos al decreto de Carlos Menem que disponía la demolición de la Esma y logramos, entre todos, como cada vez que conquistamos algún derecho o alguna porción de Justicia, impedir el plan de Menem.

Ya que no hay “héroes individuales” en la lucha por los derechos humanos, la sanción de la Ley 392 por parte de la Legislatura porteña que ordenó el cese de las actividades de la Esma y la creación de un espacio de memoria, fue otra de las conquistas colectivas.   Entonces se creó el Instituto Espacio para la Memoria, del que, desde que se puso en marcha efectivamente, hemos respaldado y/o fuimos parte activa y responsable de la construcción colectiva y plural de una memoria viva, que no quede atrapada en el pasado ni “congele” el presente, sino que lo cuestione y analice críticamente de modo tal que sigamos conquistando derechos y derrotando la impunidad que sigue existiendo y actuando de un modo múltiple en nuestra sociedad del presente.

Desde el Instituto Espacio para la Memoria fuimos protagonistas de la concreción de la retirada completa de los Marinos de la Esma, triunfo histórico imborrable, y de la creación del Ente de gestión del espacio.  Allí defendimos nuestra concepción de la memoria como impulsora y orientadora de la  lucha del pueblo por su liberación, dignidad y soberanía integral; por lo cual siempre hemos considerado que la gestión del espacio debe asegurar que no tenga otro uso que el de la construcción de ciudadanía democrática y comprometida con la lucha por los derechos humanos en su sentido mas amplio, integral e indivisible. 

En estos años hemos tenido acuerdos y desacuerdos, pero hemos considerado que nuestro lugar estaba y está con los que construyen la ex Esma como espacio de una memoria que debe ser hoy instrumento fundamental contra el capitalismo y el imperialismo, que nuevamente se esta lanzando de diversas formas a arrebatarle la soberanía a los pueblos hermanos de nuestro continente.

Hemos criticado y rechazado algunos modos de la memoria que rozan la banalización, pero del mismo modo consideramos que no se puede afirmar que todo lo que se hizo y hace hoy en la ex Esma es mera banalización.

Al menos por nuestro lado y el del Instituto Espacio para la Memoria, nos hemos dedicado a organizar debates sobre el Terrorismo de Estado y el Poder Económico, encuentros de abogados que luchan contra la impunidad, actos de solidaridad con la lucha del pueblo de Colombia contra aquel genocidio cotidiano y contemporáneo, en homenaje al Comandante Guevara y hemos aportado a diversas muestras y acciones que buscan problematizar la historia del terrorismo de Estado como un proceso que arranca con la Conquista Imperial Española de América y que no termina con el retorno de las instituciones constitucionales porque la cultura represora y la impunidad anida y sigue actuando en las fuerzas del “orden” que ininterrumpidamente matan con el Gatillo Fácil, torturan, discriminan, arman causas o destruyen la humanidad en los sitios de encierro del mismo modo que demuestran su presencia en la persecución y asesinato de los pueblos originarios con el fin de ampliar aun mas la criminal “patria sojera”, la megaminería y sostener otras políticas que nos solamente destruyen a nuestros pueblos y el medio ambiente, sino que entregan a los poderes trasnacionales la soberanía de nuestro pueblo sobre su territorio y sus recursos naturales.

Nos sentimos parte de una gesta popular que no puede ser banalizada ni siquiera por los que prestan poca atención a las especificidades de la construcción de un sitio de memoria: los juicios contra los genocidas son históricos, sencillamente porque en la larga historia de violación de los derechos humanos es la vez primera que se los sienta en el banquillo de los acusados y se condena a una parte de los genocidas, y de un modo cada vez más certero, como lo muestra el fallo del Tribunal Oral Federal Número Uno de La Plata que en la causa  conocida como Circuito Camps estableció definitivamente la figura de Genocidio, calificación por la que hemos bregado, no por caprichos académicos sino porque hablar de Genocidio permite pensar en una reparación que no se agote en la condena de quienes deben ser condenados, todos ellos, incluidos los empresarios, intelectuales y periodistas que fueron parte del plan de exterminio, sino que permite discutir que significa dejar de sentirnos  una sociedad post genocidio para luchar con mas decisión y fuerza por recuperar todo lo que el pueblo había construido de poder y soberanía propia al momento del despliegue del Terrorismo de Estado: salarios más dignos, trabajo para casi todos, leyes laborales más justas, algunos de los recursos naturales en manos del pueblo.  Memoria significa no olvidar que fue por ese poder y soberanía que nuestro pueblo había logrado construir con su lucha, por el desafío a su dominio histórico,  que el capitalismo y el imperialismo necesitaron recurrir al genocidio, imponiendo el terrorismo de Estado.

Porque entendemos la memoria como un proceso de reconstruir vida donde hubo muerte, luchando por la dignidad y los derechos integrales e indivisibles de nuestro pueblo.  Porque luchamos para que la vida no esté condenada a los límites que impone un sistema que hoy muestra en todo el mundo que no solo es injusto sino que ni siquiera puede garantizar la supervivencia humana.

Queremos vida verdadera para nuestro pueblo todo,  y no mera sobrevivencia degradada por la deshumanización; queremos todos los derechos humanos para todos los seres humanos, ante todo para las y los mas pobres; queremos -como lo quieren hoy los pueblos latinoamericanos en marcha hacia su liberación- soberanía popular y construcción de un socialismo latinoamericano para superar el capitalismo y el imperialismo que siguen con su avance económico, cultural y militar en pro de dominar nuestro continente de manera absoluta.

 

Liga Argentina por los Derechos del Hombre

José Ernesto Schulman


Movimiento Ecuménico por los Derechos Humanos
Pastor Arturo Blatezky

Comisión por la recuperacíon de la Memoria de Campo de Mayo

Antonio Fernandez