viernes, 9 de abril de 2010

INFORMEDH Nº 23 - DIETRICH BONHOEFFER.

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9 de abril de 2010 - Año IV - Número 23

DIETRICH BONHOEFFER

4 de febrero de 1906 - 9 de abril de 1945

Amigas y amigos,  compañeras y compañeros,

Se cumplen hoy 65 años de la ejecución en el campo de concentración de Flossenbürg de quién sin duda fuera uno de los cristianos más sinceros y auténticos, uno de los teólogos más fascinantes y honestos a la vez que uno de los pastores más solidarios y comprometidos que Europa tuviera en el Siglo XIX.

Enfrentó a Hitler y su iglesia nazi desde el mismo día en que tomaran el poder en Alemania, el 30 de enero de 1933. Ese día Bonhoeffer en su habitual programa radial contrapuso las personalidades de Moisés (ejemplo del ¨Führer¨ - guía del pueblo) al de Hitler (a quién calificó como ¨Verführer¨- seductor: pervertidor del pueblo). El programa fue interrumpido de inmediato y a Bonhoeffer le fue prohibido desde alli en más el acceso a la radio.

En abril de 1933, ante el comienzo del boicot nazi a los negocios de familias judías, Bonhoffer escribe una breve pero magistral obra titulada ¨La cuestión judía¨, en la cual arenga a los cristianos de Alemania a defender a sus conciudadanos judíos argumentando que TODOS LOS HABITANTES DE LA NACION son por igual miembros y hermanos del mismo pueblo, y el que discrimina, perjudica o persigue A UNO DE ELLOS, SEA CUAL FUERE, HIERE, PERSIGUE Y DESTRUYE EL TODO DEL CUERPO DEL PUEBLO. Ante este hecho, que él discierne claramente que está ocurriendo, alentó a los cristianos y sus iglesias a resistir al estado de terror que ya se estaba expandiendo defendiendo a los hermanos judíos como si fueran miembros de sus propias iglesias.

Luego de que el 31 de mayo de 1934 se formalizara la división de la Iglesia Evangélica de Alemania en la iglesia de los así llamados ¨Cristianos alemanes¨ (aliados al poder del NSDAP hitlerista) y la ¨Iglesia Confesante¨ de la resistencia, esta última le encarga a Bonhoeffer la creación y conducción de un seminario de teología clandestino para la capacitación de jóvenes pastores propios de la iglesia que resiste al nazismo. Bonhoeffer asume inmediatamente el desafío y lidera un seminario que   vive y trabaja no solamente en la clandestinidad sino en una suerte de   permanente mudanza, dado que los servicios de inteligencia lo persiguen permanentemente clausurándolo y encarcelando sus profesores y estudiantes con cruel regularidad. Aún así el seminario clandestino de teología dirigido por Bonhoeffer es un símbolo increíble, que en mucho recuerda a la vida de la iglesia de los primeros siglos, y su producción teológica sigue siendo de un valor y relevancia incomparables, ante todo si la leemos con la clara conciencia de que el sistema capitalista hoy como ayer nos desafía igualmente a los cristianos a una clara resistencia contra la opresión y muerte que produce y a una opción y compromiso igualmente radical y auténtica con las víctimas que provoca, verdadero genocidio que -­con otros métodos- tiene las mismas características que los de la Alemania Nazi y el terrorismo de estado de la Argentina entre 1976 y 1983.

A través de uno de sus hermanos, Bonhoeffer se entera e integra a quienes están preparando un atentado y golpe contra Hitler y su gobierno ya a comienzos de 1940. Como modo de ocultar sus actividades comienza a trabajar en octubre de 1940 con su hermano Klaus en la oficina de contraespionaje del ejército, enfrentado internamente a las SS y SA. Dados sus contactos ecuménicos su función entre otras fue la de informar a los gobiernos aliados del atentado y el golpe en curso, tratando de lograr ­-luego de la eliminación de Hitler y su gobierno- un fin de la guerra, lo cuál los aliados rechazaron.

Aún cuando  el gobierno nazi recién comenzó a sospechar en setiembre de 1944 de sus acciones subversivas, Bonhoeffer ya fue encarcelado el 5 de abril de 1943 bajo la acusación de actividades ¨desmoralizantes-desintegradoras del ejército y traición al pueblo en momentos de guerra. Desde esa fecha y casi hasta su ejecución permaneció en la cárcel militar de Tegel (en Berlin) escribiendo en su celda infinidad de cartas, reunidas por su amigo Eberhard Bethge bajo el título de Resistencia y sumisión, en las cuales perfilara con tanta urgencia como brillantez, vehemencia y profundidad, coherencia de fe y absoluta honestidad intelectual, páginas fundamentales de la reflexión teológica y del pensamiento del ser humano adulto y consciente del Siglo XX sobre la humanidad y su realidad contemporánea, marcada al igual por el terror de los genocidios en curso y la resistencia y esperanza de los pueblos, rostro y espíritu del crucificado y  resucitado hoy en medio nuestro.

Quisiera compartir aquí algunos párrafos que dan testimonio de su pensamiento, su vida y su fe.

Para sus clases en el seminario clandestino de teología Bonhoeffer escribió sobre el ³seguir a Jesús² hoy:

³Es en la confesión diaria en las cosas de todos los dias, en su dimension historica, donde se realiza y se verifica el seguimiento de Jesucristo encarnado en nuestra propia historia mundana y humana. La verdadera obediencia al Señor no se vive en la autosuficiencia del individuo piadoso metido en la iglesia, sino en el seguimiento secular de todos los días de los pasos de Jesús. Este seguimiento es costoso porque es una exigencia total, pero es gracia, porque es el único camino a la vida plena.

Jesús nos llama a salir de la existencia pasada, lo viejo queda atrás. Desde las aparentes seguridades relativas de la vida el discípulo es llamado a confiar y cobijarse sola y absolutamente en la comunidad con Jesús. Solo la obediencia de todos los días a Jesús hace posible la fe. Quien ingresa al seguimiento ingresa a la muerte de Cristo. La cruz no es el fin terrible de una vida piadosa feliz sino que se levanta al comienzo de la comunidad con Jesucristo. Porque pone al cristiano en la lucha diaria contra el pecado y la muerte¨.

En sus cartas define breve pero inequívocamente lo que es la iglesia de Jesús: ¨La iglesia es verdadera solmente en la medida en que existe y vive para los otros, para la humanidad toda. Para comenzar de nuevo debe entregar todas sus riquezas a los pobres y necesitados. La iglesia debe tomar parte en la vida social del mundo no enseñoreándose de los hombres, sino ayudándoles y sirviéndoles. Debe demostrarle a los hombres, cualquiera sea su vocación, lo que significa vivir en Cristo: Vivir para los demás¨.

Una de las experiencias que marcara definitivamente la vida, la fe y la reflexión teológica de Dietrich Bonhoeffer en la cárcel militar de Tegel fueron los permanentes y tan sinceros como profundos diálogos plenos de amistad y fraternidad con los demás prisioneros, todos ellos presos políticos u oficiales de los ejércitos aliados, muy pocos de ellos cristianos, salvo el sacerdote Jesuita Alfred Delph, ejecutado en Berlin por ser otro de los complotados en el atentado contra Hitler.

Como resultado de esta nueva experiencia de comunidad de espiritual profundamente humana y secular, Bonhoeffer escribe en las semanas anteriores al esperado atentado del 20 de abril de 1944 varias poesías impactantes, una de ellas la siguiente:

Cristianos y no creyentes

Los seres humanos se acercan a Dios en sus angustias,
imploran por ayuda, piden por felicidad y pan,
por salvación de sus enfermedades, culpas y la muerte.
Esto lo hacen todos, tanto cristianos como no creyentes.

Los seres humanos se acercan a Dios en Su angustia,
y lo encuentran pobre, humillado e injuriado, sin refugio ni pan,
lo ven envuelto en el pecado, la debilidad y la muerte.
Los cristianos permanecen al lado de Dios en Su sufrimiento.

Dios se acerca a todos los seres humanos en sus angustias,
sacia el cuerpo y el alma con Su pan,
muere para cristianos y para no creyentes en la cruz
y le perdona a los dos.¨

El 18 de julio escribió sobre esta poesía lo siguiente: ¨La poesía ¨Cristianos y no creyentes¨ parte de la conciencia de que los cristianos permanecen junto a Dios en el sufrimiento de él (en el mundo). Jesús pregunta en el jardín de Gethsemaní (la noche de su detención-desaparición): ¿No pueden permanecer despiertos conmigo durante una hora de vigilia?¨ Esto es la inversión total de lo que comunmente las personas religiosas esperan de Dios: El ser humano es llamado a compartir los sufrimientos de Dios por y en medio de este mundo sin Dios. Quiere decir, que tiene que vivir REALMENTE en este mundo sin Dios, sin intentar ocultar o disfrazar-transfigurar su impiedad y falta de Dios con algún artilugio religioso. Tiene que vivir ¨mundanamente¨ y con ello participa de los sufrimientos de Dios, quiere decir que está liberado de cualquier falsa atadura o inhibición religiosa. Ser cristiano de ninguna manera significa ser religioso de un modo determinado, o sobre la base de algún método especial tratar de convertirse pretendidamente en algo superior (sea un penitente o un santo): Significa ser un ser humano, ni siquiera un tipo especial de ser humano - Jesús crea en nosotros un ser humano. No es el acto religioso el que nos transforma en cristiano, sino la participación en los sufrimientos de Dios en esta vida mundana y secular. La conversión significa dejar arrastrase a compartir el camino de Cristo hoy. Este dejarse arrastrar  a compartir el sufrimiento de Dios en este mundo es lo que traspasa y configura toda la vida de Jesús en el Nuevo Testamento. Allí no encontramos nada parecido a un ³método religioso²: El acto religioso siempre es algo parcial mientras que la ¨FE¨ES ALGO INTEGRAL, ES EL ACTO DE LA VIDA MISMA. Jesús no nos convoca a una nueva religión, sino A LA VIDA¨. El día después del fracasado atentado contra Hitler del 20 de julio de 1944, Bonhoeffer escribe en una carta memorable entre otras cosas lo siguiente: ¨En los últimos años creo haber comenzando a conocer y comprender la profunda ¨mundanidad¨(secularidad) de la fe cristiana: El ser cristiano no es un ¨ser religioso¨sino simplemente un ser humano como tal, como lo fue Jesús. No me refiero a la simplona y banal mundanalidad de los que se creen muy ilustrados, hiperactivos, los cómodos y lascivos, sino a la profunda humanidad, que es plenitud de disciplina, al reconocimiento de que la muerte y la resurrección están permanentemente presentes entre nosotros. Una vez un amigo me dijo, que él quería llegar a ser un santo ­¡y no dudo que lo lograra!- Sin embargo le contradije más o menos con las palabras siguientes. Le dije: Y yo quisiera aprender a tener fe.

Recién mucho más tarde, ahora, experimento, que la fe solamente se aprende aceptando la plena mundanidad y humanidad de la vida. Cuando uno renuncia absolutamente a querer convertirse uno mismo en algo importante, sea un santo o un pecador convertido o un miembro de la jerarquia de la iglesia, un justo o lo que fuera. A esto me refiero con: mundanidad-humanidad¨. Entonces uno deja de preocuparse por uno mismo, por sus propios sufrimientos, y comienza a tomar en serio los sufrimientos de Dios presente en los que sufren en el mundo, entonces uno permanece despierto junto a Jesús, de vigilia en Gethmani. Yo pienso, que esto es la fe. Y asi nos volvemos un ser plenamente humano, un cristiano. Estoy agradecido por haber podido comprender esto y sé, que solamente pude aprenderlo en este camino, que pude recorrer.  Por eso pienso con agradecimiento y paz en lo pasado y lo futuro¨.

Para finalizar quisiera transcribir la poesía que Dietrich Bonhoeffer escribiera en la cárcel de Tegel su última noche de Año Nuevo, el 31 de diciembre de 1944:

Rodeados fiel y silenciosamente por poderes del bien,
Misteriosamente protegidos y consolados,
Así hemos de vivir juntos estos días
Caminando unidos hacia un nuevo tiempo.

Todavía quiere el pasado atormentar nuestros corazones,
Aún nos oprime la pesada carga de días malos,
Señor, da a nuestras almas angustiadas
Aquella salvación, para la cual nos has preparado.

Y si nos ofreces el cáliz pesado y amargo
Del sufrimiento, lleno hasta el borde,
Lo tomaremos agradecidos y sin temblar
De tus manos buenas y amadas.

Y cuando nos regales de nuevo la alegría
Por este mundo y su brillante sol,
Entonces mantendremos la memoria del pasado
Y nuestra vida te pertenecerá en plenitud.

Deja que nos iluminen cálida- y silenciosamente
Las velas que tú has encendido en medio de nuestra noche,
Reúnenos, si es posible, nuevamente a todos,
Porque lo sabemos: Tu luz ilumina la oscuridad.

Y cuando la paz nos cobije profundamente,
Permítenos percibir los sonidos de inmensidad y plenitud
De aquél mundo, que se expande invisible alrededor nuestro:
El canto de alabanza de todas las criaturas de tu creación.

Protegidos misteriosamente por poderes del bien,
Esperamos confiados lo que ha de venir,
Dios está junto a nosotros en la noche y en el alba
Y con toda seguridad en cada nuevo día.

Textos y traduccion Arturo Blatezky