jueves, 24 de marzo de 2011

NO a la muerte… SI a la vida…

Al cumplirse 35 años de la dictadura más sangrienta de nuestra historia, queremos volver a decir No a la muerte y Sí a la Vida.  

Recordamos con agradecimiento y alegría la fundación del Movimiento Ecuménico por los Derechos Humanos (MEDH), en febrero de 1976 y a todos los hermanos y hermanas que durante este tiempo lucharon y siguen trabajando en forma permanente, incansable y persistente.

Agradecemos como MEDH Nacional las declaraciones compartidas desde dos Regionales del Sur, la de Neuquén y de Trelew, Chubut,  escritas por el Equipo Diocesano de Pastoral Social de la Iglesia Católica Romana de Neuquén, pastoreada por el Obispo Marcelo Melani, uno de los tres copresidentes de nuestro movimiento y por hermanas y hermanos de la Regional en Chubut, y nos permitimos asumir plenamente sus pensamientos centrales para entretejer en este mensaje nuestras profundas coincidencias – vividas y testimoniadas en lugares diferentes y situaciones distintas a pesar de no haberlas acordado previamente-,  para  compartirlas con todas y todos Ustedes. 
        
En esta fecha tan significativa reafirmamos que no sólo debemos seguir trabajando por conocer toda la verdad de lo ocurrido y lograr que la Justicia actúe sobre todos los responsables del genocidio, sino que también nos comprometemos a acompañar todos los esfuerzos para lograr este objetivo.
Lo hacemos con la profunda convicción de que la memoria, la verdad y la justicia, son valores inclaudicables, que deben guiar el camino de la construcción de la Patria grande, soñada y luchada por tantas y tantos, a lo largo y a lo ancho de nuestros países hermanos en este continente de dolor y esperanza.
Ante propuestas de una falsa posibilidad de construir perdón olvidando el pasado para avanzar como República, reafirmamos que solo creemos en aquél perdón, que nazca de la verdad y la justicia y por ello puede llevarnos a una auténtica reconciliación, pero jamás en el ocultamiento y la negación, que solamente servirán para asegurar la impunidad: No aceptamos ningún indulto ni pretendida reconciliación que garantice el olvido y la complicidad.

Por ello, más que nunca, debemos mantener viva la llama de la memoria, porque “las tinieblas” que truncaron los sueños de 30.000 de los nuestros hermanos y hermanas para bloquear y destruir el camino hacia la construcción de la “patria liberada” siguen amenazando en el presente a través de estructuras y poderes que se oponen a compartir su inmensa riqueza con nuestro pueblo pobre; son los poderes que siguen pretendiendo hipotecar el futuro de las hijas e hijos de nuestra patria, como la mega minería a cielo abierto y los grandes concentradores de tierras, que impiden el acceso a la vivienda y a su territorio a millones de nuestros hermanos usando artilugios de la justicia para negar el reconocimiento de los derechos de los pueblos originarios, (como el desalojo de la comunidad mapuche-tehuelche en Leleque); son los mismos que siembran el miedo y la inseguridad entre los sectores populares para acallar la búsqueda de sus derechos, como la salud, el trabajo y la educación.

Valorando la democracia que tenemos, sentimos la necesidad de seguir profundizándola con más protagonismo popular, que exija a quienes corresponda los valores y las acciones que la hagan crecer. Entre estos valores destacamos el poder al servicio de la vida del pueblo.
En este sentido debemos renovar nuestro compromiso de buscar incansablemente la verdad, que sigue siendo negada a centenares de jóvenes que todavía no pudieron encontrar su identidad; nuestra solidaridad con aquellas familiares, que siguen buscando a sus seres queridos desaparecidos ayer y hoy; nuestro compromiso con un pueblo que quiere construir un país y un mundo nuevos y que por ello sigue buscando a Julio López, a Luciano Arruga y a tantas chicas y chicos desaparecid@s y asesinad@s en democracia.
Creemos que es nuestro compromiso como ciudadanos luchar por una sociedad donde la vida de todos y cada uno, siempre y en cualquier circunstancia, sea cuidada y defendida por todos. Un cuidado y una defensa que no sólo  evite la muerte sino que asegure condiciones de vida digna  con  igualdad de posibilidades para todos.
Para ello, la justicia es el único camino para alcanzar la paz. Y abrazamos la justicia porque buscamos el bien común y no el bien de unos pocos poderosos; porque amamos y queremos una vida en libertad, fraternidad y plenitud para nuestros chicos, jóvenes y ancianos; porque nos duele, nos indigna y nos compromete a la lucha el atropello que sufren los más pobres, que deben mendigar para sobrevivir, cuando son hijas e hijos y legítimos habitantes y propietarios de una patria plena de riquezas en abundancia.

Por eso repetimos: Nuestro compromiso fue, es y será con la Memoria, la Verdad y la Justicia.   
Hoy, 24 de marzo de 2011: ¡Más que nunca… ¡nunca más!

Movimiento Ecuménico por los Derechos Humanos