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miércoles, 12 de abril de 2017

Mensaje de Pascuas 2017

Buenos Aires 12 de Abril 2017

MEDH Movimiento Ecuménico Por los Derechos Humanos 

A las Iglesias Cristianas e Instituciones miembros del Movimiento Ecuménico por
 los Derechos Humanos y Regionales del MEDH.
Al  público en general.

Mensaje de Pascuas 2017

Uno de los textos del viernes Santo es el de Lucas 23,33 – 49.
En este relato de la pasión y muerte de Jesús, hay una frase que se repite como un eslogan publicitario: ¡Sálvate a ti mismo! Las autoridades religiosas  y los soldados desean una prueba histórica de que es cierta la pretensión de Jesús de ser el Mesías. Según ellos la prueba irrefutable sería ¡salvarse a si mismo! (v. 35, 37, 39). Hoy en día nuestro modelo civilizatorio y su cultura quiere uniformarnos en este pensamiento individual basado en el egoísmo y la competencia que nos invita a “salvarnos a nosotros mismos”.

Curiosamente, nuestra fe cristiana se fundamenta en el principio contrario: Jesús, el Dios encarnado, es el Mesías porque NO SE SALVO A SI MISMO. Salvarse a si mismo hubiera implicado romper con su condición humana y mortal separándola de su condición de hijo de Dios y romper con el plan de Dios de revelarnos su Reino y su justicia.

jueves, 6 de diciembre de 2012

Mensaje de Nora Cortiñas a la 32º Marcha de la Resistencia


Como no podre estar presente en la 32º Marcha de la Resistencia, abrazo a todos y a todas los que me acompañaron y acompañan en la lucha por la Verdad, la Justicia y la Memoria y en una Marcha de la Resistencia más,  siguiendo con los ideales de nuestros hijos e hijas por un país con justicia social que incluya a todo el pueblo. Levanto en alto los idearios que son los de ellos, ellas y los míos.

NO a Clarin y a ningún otro monopolio.
NO a la ley antiterrorista.
NO a la minería a cielo abierto.
NO al glifosato.
NO a Monsanto.
NO a la discriminación de las comunidades indígenas.
NO al pago de la deuda externa ilegal y odiosa.

SI a la reivindicación de la lucha de nuestros hijos e hijas y del pueblo todo.
SI a toda la Justicia
SI a la Verdad
Si a la Memoria
SI a la apertura de los archivos.
SI al apoyo a los juicios por violación de los derechos humanos.
Si a la recuperación de su identidad  a los niños y niñas apropiados durante el terrorismo de estado.

NO OLVIDO
NO PERDONO
NO ME RECONCILIO

Nora Cortiñas
Madres de Plaza de Mayo Línea Fundadora

miércoles, 29 de febrero de 2012

“Nos tocó ser pobres, negros, suburbanos”


POR MARÍA FLORENCIA ALCARAZ

29/02/12 - 

Todas las mañanas son iguales, hasta que un día no son tan iguales y nos damos cuenta de que la muerte es parte de nuestra rutina “aceptable”. Es que nos tocó ser pobres, negros, suburbanos y “aceptamos” seguir trabajando, estudiando, viviendo así. Por eso, para sobrevivir, escondemos debajo de la alfombra el horror mirando para otro lado la tragedia cotidiana que nos rodea.

Hoy somos noticia y a nosotros nos duele la columna vertebral del Oeste, que es nuestro Sarmiento. Ese que nos lleva al trabajo, el que transportó nuestros nervios la primera vez a la universidad, en el que vimos tantos amores de nuestras vidas, en el que nos afanaron, en el que dormimos siestas y soñamos. Ese que corrimos para ir a una cita en una plaza del oeste, ese que nos permite cruzar los límites de la General Paz para ir a dar un paseo a la Ciudad. 

El que nos lleva a todos los recitales, al que subimos en pedo, el que saludábamos desde un auto cuando éramos bebés o jugábamos en sus rieles de pibitos. Ese que puteamos todos los días, pero también “aceptamos”. Hasta deberíamos “aceptar” que la culpa de lo que pasó es nuestra. Forma parte de nuestra cultura estar amontonados en los barrios, en el transporte, en la vida. 

La culpa es nuestra porque somos tan negros que nos acumulamos en los primeros vagones así como dejamos todo para último momento y por eso hay cola para la SUBE. También “aceptamos” la culpa del maquinista, que es uno de los nuestros, así que seguro estaba borracho el negro o se quedó dormido. Error de negro, más que humano. Además, es culpa nuestra ser tantos. “Aceptamos” nuestro destino trágico porque nos tocó esta: podemos morirnos yendo a ver una banda de rock y viajando a laburar también. Habrá que no aceptar más o habrá que dejar de ser negros. Y yo, quiero seguir siendo negra.

jueves, 23 de diciembre de 2010

Mensaje de Navidad 2010

Queridos amigos y amigas, compañeras y compañeros de camino:

Nuevamente celebramos el nacimiento de Jesús y nuevamente, como en aquel tiempo, mucha gente a nuestro alrededor vive inmersa en necesidades angustiantes, consecuencia de un sistema económico-político- social que genera extrema desigualdad y desnuda las mezquindades de las clases dirigentes, incapaces de aunar voluntades, proyectos y esfuerzos para construir en común un país para todos y una sociedad orientada prioritariamente en las necesidades y derechos de las y los hermanos más débiles, pobres y marginad@s.

Como en el pasado, María y José deambulan por las calles y barrios pobres buscando un lugar donde vivir, dar a luz y criar a sus hijos dignamente bajo un techo protector, con la expectativa y el derecho asegurado de ser respetados como parte de una sociedad inclusiva, sanadora y salvadora. 

En este tiempo de Adviento y Navidad las personas de fe no nos contentamos ni aceptamos festividades consumistas, huecas y alienantes: Buscamos la creación de signos firmes de justicia, fraternidad y esperanza cierta que alcance a todo el pueblo y que de sentido y futuro a la vida ante todo de los más postergados y humillados.

Por eso recordamos las palabras con las cuáles María respondió al mensaje de bendición y esperanza que le llegó de Dios:

”Mi alma canta al Señor y mi espíritu se alegra en Dios nuestro salvador,
Porque él vió la humildad de su servidora,
Por eso desde ahora y por los siglos me llamarán bienaventurada,
Porque él ha hecho cosas maravillosas, Santo es su nombre,
Su misericordia permanecerá por siempre con su pueblo.
Muestra el poder de sus manos confundiendo y dispersando a los soberbios
Y derribando a los potentados de sus tronos.
Dios levanta a los pobres, a los hambrientos los colma de bienes
y despide a los ricos con las manos vacías”
(Lucas 1: 46-54)

La Navidad nos habla de María, una joven pobre como millones de Marías del pueblo argentino. Ella y su esposo –como millones de habitantes de nuestro país y los países limítrofes- fueron expulsados de su tierra por el sistema económico- político –social vigente y deambulan por villorrios tan pobres como ellos mismos buscando un lugar donde cobijarse o un terreno donde construir un ranchito precario antes que nazca su hijo. Nos preguntamos: ¿Habrá nacido en los últimos días algún niño en los nuevos asentamientos de los barrios de Buenos Aires? Parece que no es una noticia importante para los medios de comunicación, que sí abundan en discriminar y criminalizar a las Marías y los Josés que hoy sobreviven en medio de la miseria entre nosotros, cuando finalmente se asientan en un basural abandonado.

Las personas de fe confiamos en que la promesa dada a Maria nos alcanza también a las mujeres y hombres de hoy: Cuando nos abrimos y disponemos plenamente para que a partir de nuestras vidas nazca una vida nueva, un futuro distinto, como lo soñaron y sueñan también hoy las y los más pobres. Porque cuando el mensajero promete que el frágil niño, llamado Jesús,  traerá esperanza para la vida de su pueblo, está describiendo ni más ni menos lo que cada día sucede hoy en los barrios más castigados por un sistema de competencia desigual y feroz; por eso las familias de los barrios humildes viven cada nacimiento como la renovación de su resistencia, su alegría y su porfía por un futuro que le pertenezca, y ante todo que pertenezca a sus hij@s.

Claro, inmediatamente nos surge la duda y la pregunta: ¿qué puede hacer y lograr un niño, nacido en un insignificante pueblito del interior en medio de  matorrales y  animales frente a las oscuras y destructivas fuerzas que dominan con su soberbia este mundo?

Si nos detenemos un momento en tomar conciencia y reflexionar sobre la vida que ese niño vivió de grande, encontramos la respuesta: oyendo cuántas vidas transformó y liberó simplemente con la autoridad de su impresionante claridad, coherencia y solidaridad; tomando conciencia  del profundo significado, desafío y atracción que sigue teniendo para millones de personas que aún hoy siguen sus pasos, más allá de los errores, traiciones y deformaciones de muchas instituciones que se denominan cristianas.

Aquella María de ayer así como las de hoy, al igual que sus hijas e hijos, fortalecen con sus luchas y esperanzas de futuro nuestras esperanzas en medio de las propias luchas, frente a una realidad cruel y desgastante;  nos animan y convocan a no bajar los brazos, alentándonos a buscar caminos desconocidos y aventurándonos a dar nuevos pasos. A confiar en la creatividad y esperanza de futuro que vive en medio de los pobres y discriminados, a liberar la fuerza que nos capacita y moviliza a decir y hacer aquello, que da plenitud a la vida, aunque los poderes reinantes lo nieguen y repriman. María y Jesús son ejemplo de que no se puede dominar y someter por siempre el poder de la esperanza de un pueblo, porque la esperanza es el sueño que soñamos cuando estamos despiertos, son los sueños diarios de la gente que espera y resiste. María y Jesús son el rostro viviente de esas personas y familias, que también están despertando y comienzan a soñar un día y un país distinto en medio nuestro.

Nos queda una pregunta desafiante como personas que nos identificamos hoy con aquella jovencita: ¿Nosotros también estamos dispuest@s a ponernos plenamente a disposición del llamado y la promesa de Dios, dichosas y dichosos de ser elegid@s a compartir nuestra vida para ganarla y para que sea bendecida desde las y los más pobres? María intuye y confiesa que Dios es Santo y misericordioso como una madre y un padre, porque él mismo se hace pequeño, humilde y marginal, compartiendo las búsquedas y el destino de los pobres. María experimenta que Dios ama y se compromete con aquellas y aquellos, que toman conciencia de su situación y la de sus herman@s, que gritan al cielo su dolor y su ansia de justicia, y que se ponen unidos en camino hacia un destino y un mundo nuevo.  Ellas y ellos perciben y reconocen a Jesús actuando y transformando también hoy la historia a través de quienes le siguen en su aventura de una existencia  distinta y opuesta a los valores de una economía globalizada que produce pobreza e inequidad. Él destruye también hoy los planes de los orgullosos y derriba de su trono a los soberbios y prepotentes  de este mundo. Él hace justicia, elevando a un lugar prominente en la historia la  dignidad y capacidad de resistencia y creación de los humildes; llenando de alimentos a los hambrientos, pero dejando con las manos vacías a quienes lucran egoístamente por retener para ellos mismos mucho más de lo que necesitan para vivir bien, como lo demuestra la crisis global del capitalismo y el estremecimiento de los países centrales y poderosos.

Dejemos que nuestra vida sea, como la de María, un canto de alegría y fe en el amor de Dios por los humildes, por aquellas y aquellos, a quienes prometió vida en plenitud desde los albores de la historia, compromiso que sigue siendo el mismo por siempre. (Cf. Lucas 1, 39 a 58).
Celebremos pues la Navidad con sencillez y fraternidad, quizás invitando a alguien que no tiene ánimos, ni familiares, ni alimentos para festejar, pero que seguramente hará presente a ese niño y su familia en nuestro hogar, iluminando de esperanza con su llegada el nuevo año.

                 Rodolfo R. Reinich                                      Arturo Blatezky
                 Co-Presidente                                             Coordinador