Continúa la instancia de alegatos en el tercer tramo del juicio por los
crímenes de lesa humanidad cometidos en la ESMA durante el Terrorismo de
Estado. Es el turno de las defensas de los represores, pero
en Oral y Público
seguimos repasando las presentaciones efectuadas por las querellas. En
la última emisión, hablamos con Liliana Alaniz, abogada integrante de
Justicia Ya!, quien explicó por qué alegaron pidiendo condenas por el
delito de genocidio. Junto a Víctor Basterra, reflexionaron además sobre
el rol de los sobrevivientes.
(Por La Retaguardia)
“Condenar por genocidio es una decisión eminentemente política y
nosotros lo exigimos todo el tiempo porque es como realmente se tiene
que llamar a lo que pasó. Nosotros solicitamos que se condene por
genocidio y no es una diferencia menor respecto a las condenas por
delitos de lesa humanidad en el marco de la comisión de un genocidio. No
es menor porque en el genocidio, para que se configure como tal, es el
represor quien va a determinar cuál es el grupo a exterminar; él marca
quién es el enemigo, a quién es el que quiere eliminar, no es casual, no
es cualquier persona, no es el que pasaba por la calle, no es una bomba
tirada a la población indiscriminadamente, no es casual la pertenencia
política sindical, estudiantil, barrial, de los 30.000 compañeros
detenidos desaparecidos; nadie estaba ahí por casualidad, nadie fue
secuestrado, torturado, asesinado o desaparecido por casualidad, todos
sabemos que a esta altura más allá de cualquier trasnochado, estilo (el
ministro de Justicia de la Nación, Germán) Garavano, (el ministro de
Cultura porteño, Darío) Lopérfido y demás, todos sabemos que el golpe
del ’76 vino a exterminar a la vanguardia obrera y juvenil, que se venía
desatando y despertando desde el Cordobazo en adelante, entonces se fue
a atacar justamente a ese grupo”, explicó la abogada Liliana Alaniz,
integrante de Justicia Ya!, al fundamentar los motivos por los que su
querella alegó reclamando condenas por genocidio.
En este sentido, la letrada señaló que se tomó en cuenta la Convención
para la Prevención y Sanción del Delito de Genocidio: “todos estos
compañeros desaparecidos y que sobrevivieron, porque la supervivencia
también fue una decisión del genocidio, no una elección del compañero
que sobrevivió, todos fueron atacados por luchar independientemente de
las múltiples organizaciones, de que no todos estuviésemos en el mismo
palo, en los mismos conceptos, pero sí es claro que los 30.000
compañeros desaparecidos luchaban por cambiar de raíz un sistema, que
era el sistema de opresión y explotación del trabajador, de las clases
más humildes, de los estudiantes, de los jóvenes, para instaurar este
sistema que ya veníamos padeciendo, que es el capitalismo”.