Ante los violentos
acontecimientos sucedidos en la tarde
del día de ayer, 27 de noviembre del 2012, en la propia Legislatura provincial
de la ciudad de Rawson, el Equipo Diocesano de Pastoral Social de Comodoro
Rivadavia, repudia enérgicamente la represión que con toda impunidad ha sido ejercida hacia un grupo de
pacíficos integrantes de la Unión de Asambleas Patagónicas que viene
manifestándose desde hace tres meses rechazando
el Marco Regulatorio que se quiere imponer en la provincia para favorecer la actividad megaminera.
Una vez más, nuestra vida social
está siendo fracturada por actitudes de este tipo; una vez más, se apela a la violencia como único lenguaje y metodología coercitiva
para imponer decisiones tomadas de antemano y hacerlas pasar como
consecuencias de una democracia
delegativa.
Acciones como éstas, deliberadas y
planificadas, constituyen un signo de intolerancia inadmisible como método de
solución de conflictos sociales; el gobierno debe garantizar y respetar a toda
la comunidad y a cada uno de sus integrantes el derecho a manifestarse. Rechazamos
la pasividad y la inercia de quienes miraban como ajenos, las escenas
de represión que concluyeron con heridos, algunos de gravedad. A ellos enviamos
nuestra total solidaridad.
La
violencia no constituye jamás un modo de abordar las diferencias. Y no la
podemos justificar, mucho menos cuando se utiliza para disuadir opiniones
distintas.
Nosotros, como Iglesia, proclamamos
con convicción de cristianos que la
construcción de una sociedad democrática solo se dará si hay participación y
protagonismo en paz y que esta debe ser estimulada y protegida desde un estado
obligado a resguardar la democracia, rechazando cualquier modalidad violenta de ejercer el disenso.
La violencia es una mentira, como dijo
Juan Pablo II, porque va contra la verdad de nuestra fe, la verdad de nuestras
tradiciones, la verdad de nuestra humanidad. “La violencia destruye lo que pretende defender: destruye la dignidad,
destruye la vida, destruye la libertad del ser humano.” [Juan Pablo II, Discurso en Drogheda, Irlanda, 29 de
septiembre de 1979].
Es
obligación del Gobierno restituir la escucha, sin negar, dilatar ni desoír los
reclamos que traen numerosos pobladores y vecinos a fin de que en el ámbito
legislativo se tomen las decisiones más apropiadas al bien común y no al
interés sectorial del momento.
Apelamos a que las
Instituciones asuman su protagonismo e independencia, contribuyan a la
resolución de todo conflicto y se comprometan a sostener y cuidar el
frágil tejido social, decididos a obrar
como dirigentes y ciudadanos responsables y que nunca más nadie padezca ni sea
testigo de violencia alguna.
Pastoral Social de la Diócesis de Comodoro Rivadavia
Contactos:
Liliana Murgas (154-354591)
Pbro. Daniel Lanz
(154-606272)