Por
Pepe Laguna.
Madrid.
De
vez en cuando, el mercado editorial nos sorprende con libros de exorcismo.
Relatos espeluznantes en los que el exorcista de turno cuenta con pelos y
señales los síntomas de la posesión diabólica.
Sin
desmerecer el trabajo de los sacerdotes dedicados a estos menesteres
demoniacos, creo que sus diagnósticos no entrañan ninguna dificultad; que la
persona habla lenguas extrañas, hecha espuma por la boca, levita sobre la cama
y gira la cabeza ciento ochenta grados, pues. ¡posesión habemos!
Los
que hemos vivido nuestra adolescencia bajo la impresión imborrable de la
película de El Exorcista, no necesitamos masters en demonología para reconocer
al diablo en cuanto asoma la cola.
Sabedores
de nuestra perspicacia los demonios del siglo XXI son más discretos y sutiles,
ya no huelen a azufre, apenas se adivinan sus cuernos y de tridentes y ollas
hirviendo. ni rastro. Hoy en día huelen a Chanel, visten Armani y viajan en
Ferrari.
Sin
ir más lejos, ayer mismo vi a uno de ellos en el telediario de las tres.
Escondía su rostro de tras de unas gafas y en el rótulo sobreimpreso en
pantalla no se leía Lucifer sino "Guilhem Costes, director financiero de
Fitch Ratings" -un apodo para pasar desapercibido-.
Confieso
que me pasó inadvertido hasta que comenzó a lanzar improperios demoniacos
delante del micrófono: "España debe reducir drásticamente las partidas
dedicadas a educación obligatoria, sanidad y universidad". Hablaba sin
acompañarse del aparato pirotécnico de manifestaciones antiguas, pero con el
mismo objetivo de siempre: tomar posesión de nuestras vidas y haciendas.
Ya
no hace falta ir al cine para ver demonios y vampiros, están por todos lados,
viven con nosotros. Aprovechan la confusión de una crisis orquestada desde el
Averno para chuparnos la sangre. Echan a las gentes de sus casas,
convirtiéndolas en zombis que deambulan por las calles porque no tienen dónde
caerse muertos. Ya han tomado posesión de la mente de muchos políticos que les rinden
pleitesía.
Necesitamos
con urgencia exorcistas especializados en estos nuevos demonios inmunes al agua
bendita. Demonios, "haberlos haylos"; ayer vi uno en el telediario de
las tres y llevaba gafas. (PE/Eclesalia)
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