Por Diego Aranda (desde ANCAP)
diegomjaranda@yahoo.com.ar
Referente de las mujeres Qom,
luchadora originaria, madre de cuatro hijos, esposa del Qarashé de la
comunidad Potae Napocna Navogoh, Amanda Asijak relata cómo es resistir y
luchar por su tierra tan lejos de ella. Describe su indignación ante el
avasallamiento de los derechos de
niños y mujeres en Formosa, reivindica la mujer indígena como símbolo
de resistencia y las alienta a alzar la voz en defensa del territorio.
Tarde
fresca de septiembre. Intersección de la Avenida de Mayo y 9 de Julio,
centro de la Ciudad de Buenos Aires. El acampe Qopiwini (Qom, Pilagá,
Wichí, Nivaclé) lleva más de siete meses ininterrumpidos reclamando
agua, salud, educación, cumplimiento de los
derechos indígenas y la devolución de su territorio.
Durante
estos meses, han sido amenazados, presionados y deslegitimados por el
secretario de Derechos Humanos, Juan Martín Fresneda, ex militante de la
agrupación Hijos e interlocutor del Gobierno Nacional ante los
Qopiwini. El funcionario de confianza de la presidenta, lejos de
gestionar algún tipo de solución para las comunidades indígenas, hace
oídos sordos a la violación de los derechos que se vienen produciendo
históricamente en Formosa.
Amanda
regresa de comprar junto con otros hermanos que resisten en la “gran
ciudad”. Entramos a la carpa que sabe a lucha, frío y silencios. Entre
la gran cantidad de donaciones preparadas para viajar a Formosa, la
referente Qom comienza a desandar palabras profundas.
- ¿Cómo es acompañar a Félix en el acampe y permanecer en Buenos Aires con toda la familia?
-
Con Félix hace 32 años que estamos juntos y como compañeros siempre
estamos contándonos cada decisión que tomamos. Cuando él viaja nos
organizamos para que yo pueda hacerme cargo de lo necesario en el
acampe.
Sabemos que esta es
una lucha de toda la familia, por eso yo decidí seguirlo a Félix en este
reclamo junto con mis hijos Eduardo, Rolando y Jorgelina que nos
acompañan en el acampe.
Mi
hijo Abelardo que trabaja en la cosecha del limón en Salta, él nunca se
mete en la lucha pero siempre me escucha y cuando nosotros no estamos
nos cuida la casa. A él hace un tiempo atrás casi lo matan sus propios
hermanos Qom.
- ¿Qué sensaciones surgen a más de siete meses de acampe en la ciudad de Buenos Aires?
-
Yo constantemente digo que nosotras como mujeres siempre aguantamos las
cosas que nos suceden. Todo esto es muy pesado para nosotras pero
estamos acostumbradas a resistir y por eso acá estamos. Resistimos al
frío, dormimos mal pero también sé que estamos vivos todavía y eso para
nosotros es muy importante. Por eso le digo al resto de las mujeres del
acampe que se animen a hablar y a decir lo que reclamamos a todos los
que se acercan a la carpa.
En una sociedad donde son avasallados los derechos indígenas ¿Cómo es la situación de la mujer originaria?
-
Es difícil por eso es muy importante para mí levantar la voz de las
otras mujeres Qom, que conozcan sus derechos y que los hagan valer. Por
ello allá en la comunidad La Primavera tenemos un programa de radio
“Voces Originarias”, donde difundimos los derechos de las mujeres, de
los niños y el tema territorial.
He
asistido al Encuentro de Mujeres en Tucumán y ahí aprendí el derecho
que tenemos como mujeres, entendí que tenemos el derecho a hablar.
Porque yo antes creía que las mujeres no teníamos derechos, creíamos que
no podíamos salir de nuestras casas, pensábamos que no podíamos hablar
ni salir a luchar.
- ¿Por qué es tan importante para los Qom luchar y defender sus derechos?
-
Nosotras como madres, como abuelas y gracias a lo que nos ha enseñado
lo que estamos viviendo, entendimos que es muy importante seguir la
lucha Qom. Porque no puede ser que cada vez que necesitamos ir al
hospital tengamos que ir hasta Laguna Blanca y los doctores no nos
atienden bien o ni siquiera nos reciben. Y cuando hay un hermano grave
tiene que irse hasta Formosa y ahí se muere. Por eso es importante para
mí la lucha.
Como madres
tenemos que defender nuestros hijos, nuestros hermanos porque hay mucha
gente que nos trata mal. Y eso yo no lo entiendo porque pienso que
nosotros también somos personas. En Formosa se respeta más a los
paraguayos que vienen que a nosotros, a ellos se les entrega el DNI,
jubilación, pensión nacional y a nosotros no. Pero eso es para que en
las elecciones los paraguayos voten por los gobernantes que están y que
siempre ganan.
- ¿Cómo se entiende que la presidenta no los reciba y ni se siente a escuchar sus reclamos?
-
Pienso que la presidenta llegó a su silla para ayudar a la gente, para
escucharla y no lo está haciendo. Ella (la presidenta) también es madre y
no puede ser que siempre nos critique y nos hable tan mal. Me da pena
ver tanta pobreza acá también, ver a personas que duermen en los
edificios. Me da tristeza ver a las mujeres de la calle que también se
acercan al acampe a pedirnos leche y comida.
Es
muy triste estar acá, ver a todas las mujeres que están en el acampe, a
veces están sin fuerzas, sin ganas de comer porque no hay respuestas
concretas a nuestros reclamos. Hace tanto tiempo que estamos acampando y
sólo espero que la gente nos entienda, que sepa qué reclamamos. Hay
muchos que no saben por qué estamos acá. Mucha gente pasa y nos mira y
nosotros seguimos acá. Hay mucho ruido en la ciudad y no podemos dormir.
Pero no podemos bajar los brazos, no podemos irnos hasta que la
presidenta nos escuche y nos dé el título de nuestro territorio y recién
ahí nos vamos a levantar de acá.
Me
duele muchísimo la indiferencia de la presidenta porque nosotros como
originarios sólo estamos reclamando lo que nos corresponde. Cuando ella
se dirige hacia nosotros siempre lo hace con mentiras y no entiende que
como pueblo Qom defendemos nuestro territorio, no queremos más que el
gobierno de Formosa nos siga quitando nuestra tierra porque es en ella
donde están nuestros medicamentos, es allí donde está nuestra vida. No
queremos que nos sigan sacando nuestro monte, porque para nosotros el
monte es como nuestro “supermercado”. El monte tiene su espíritu y le
pedimos que nos saque las tristezas.
-
La muerte de Oscar Sánchez y los niños indígenas víctimas de
desnutrición vuelven a visibilizar el déficit sanitario en Formosa y
Chaco ¿Cómo es la atención médica a los originarios allí?
-
Los doctores muchas veces nos dejan de lado porque el hospital de
Laguna Blanca se maneja políticamente es decir que si no estamos en el
partido peronista no nos atienden.
Me
tocó al corazón lo de Oscar porque no quiero que ninguno de mis
hermanos pase hambre porque yo también pasé. Vivimos la muerte de una de
mis hijas por esta situación. Andrea estaba por cumplir cinco años, se
encontraba muy enferma, la llevé en bici al hospital de Laguna Blanca y
allí falleció de neumonía. Cuando nos recibió el doctor nos dijo que no
iba a sobrevivir por su enfermedad.
Es
muy importante que la madre de Oscar y todas las mujeres del Chaco
levanten la voz para reclamar y defender la vida de sus hijos. Como
mujeres y como madres tenemos que hacer un esfuerzo y salir para luchar y
defender a nuestros hijos por más que sea duro dejar la familia y la
casa.
- ¿Cómo crees que debe continuar la lucha de las mujeres indígenas?
-
Quiero que las mujeres sigan adelante en su lucha, que no bajen los
brazos. En especial a las madres y mujeres indígenas, que sigan peleando
para defender a sus hijos y a todas sus comunidades.
Como
pueblo Qom es muy importante seguir adelante por más que nos dé
tristeza estar acá y no tener respuesta a lo que reclamamos. Es esencial
que protejamos nuestra cultura para que no se pierda, que defendamos
nuestras costumbres y nuestra forma de vida.
Es
fundamental que la gente sepa que no pedimos trabajo ni planes,
solamente estamos exigiendo el título de nuestro territorio para volver a
nuestra tierra que es nuestra vida.
“Presidenta no se vaya sin recibirlos”
Los
Pueblos Originarios han sufrido innumerables violaciones a sus
derechos, han sido víctimas de causas penales y criminalización de la
protesta, espionaje y represión policial, despojo y desalojo de sus
territorios, invisibilización y avasallamiento histórico.
No
obstante, ratifican su lucha, en protección de sus valores y derechos
ancestrales, defendiéndose de cualquier violación a sus pueblos y
preservando sus tierras y territorios.
Los Qom, Pilagá, Wichí, Nivaclé continúan en pie esperando que la presidenta “no se vaya sin recibirlos”.