Poco
antes de conocerse el anuncio hecho por la Presidencia luxemburguesa de
la Unión Europea, el papa Francisco había pedido desde el Vaticano a los
países de Europa que cooperen entre ellos para evitar "los crímenes de
estas masacres que ofenden al humanidad", según reprodujo la agencia de
noticias EFE.
La canciller alemana, Angela Merkel, además, reiteró hoy su apoyo al sistema de "cuotas" para distribuir entre todos los miembros de la UE a los cientos de miles de refugiados que llegan a las costas del sur, pero pidió crear una lista de "países seguros", para determinar qué personas pueden ser deportados a sus naciones de origen.
"Para poder ayudar a los que están en una situación de emergencia tenemos que decirles también a aquellos que no lo están que no se pueden quedar aquí", declaró Merkel en un discurso público en Berlín por el Día de Puertas Abiertas del gobierno alemán.
Esta será una de las principales propuestas que llevará el ministro del interior alemán a la reunión de la UE del próximo 14 de septiembre en Bruselas. El objetivo de Berlín es que se incluya en esa lista a los países de los Balcanes, lo que implicaría la deportación de miles de personas por año.
Todo indica que esa reunión será, cuanto menos, tensa. La ministra del Interior británica, Theresa May, adelantó que su país impondrá una limitación a la libre circulación de trabajadores de la UE y que sólo permitirán que entren aquellos que ya tienen una oferta laboral y, por ende, un permiso para trabajar en ese país.
"Cuando se creó (la libre circulación) fue para que a los trabajadores se les facilitara cambiar de país, no para que los desempleados buscasen en otra parte un trabajo", explicó May en un artículo publicado en el diario local Sunday Times, en otra muestra de la posición conservadora y ultranacionalista adoptada por Londres en esta crisis.