Rodolfo R. Reinich
Pastor Presidente emérito de la
IERP
Co-presidente emérito del MEDH
Señor
Secretario general del CMI, Dr. Olav Fykse Tweit; señora Presidente para
América Latina y el Caribe, Rev. Gloria Ulloa, hermanas, hermanos venidos
de cerca y de lejos!
Con
la Parábola del Samaritano misericordioso (Lucas 10,25-37 -sugerido como uno de los textos de
predicación para el próximo domingo) -, Jesús enseña a los suyos que para tener parte en
la vida perdurable en el reinado de Dios sólo es necesario ver la realidad y
actuar en forma natural y sin ambigüedades, como un prójimo de la ó las
personas golpeadas y sufrientes, tratando de ayudarles con todos los medios
disponibles para que puedan seguir viviendo.
De
esta manera Jesús cambia totalmente el eje señalando que preguntar ¿quién
es mi prójimo? , es como buscar una excusa que justifique la pretensión
de elegir a quién ayudar y a quién no.
Por
eso muchos cristianos, mujeres y hombres, cuando desde los años 1954, 64, 65,
66, 68, los golpes militares soltaron esos “monstruos grandes” en
Paraguay, Brasil, Bolivia, Dominicana, Argentina y Uruguay, que “pisaron
fuerte” a miles de personas con aberrantes métodos de represión, tortura,
muerte, desaparición, hicieron lo que no podían dejar de hacer como
consecuencia de su fe en el Señor de la vida y el valor inalienable de la
misma.
Así,
cuando poco después de setiembre de 1973 los pastores Federico Pagura (IEMA) y
Dieter Thews (IERP) abrieron las puertas de sus parroquias en Mendoza para
recibir, sin acepción de personas, ni qué creencia o ideología tenían las
personas que cruzaron la cordillera para salvar sus vidas de la persecución
pinochetista. Cuando ya no tenían más lugar en sus comunidades locales
decidieron enviar a los refugiados a Buenos Aires. Aquí cuatro Iglesias
históricas (IEMA,
IERP, Diócesis Anglicana Argentina y DC), hicieron lo que tenían que hacer, crearon CAREF.
Entre
los años 73 y marzo de 1976, recibieron, alojaron y ayudaron de distintas
maneras en más de una decena de “Hogares de refugio” en toda Argentina y en el
Gran Buenos Aires, alrededor de 13.000 personas. Esto fue posible gracias a la
ayuda solidaria de muchas personas de nuestras Iglesias y del Pastor Charles
Harper, hermano, amigo compañero, quien encarnó entre nosotros el abrazo fuerte
de las Iglesias agrupadas en el CMI mediante la contención personal y los
recursos económicos para financiar los programas de ayuda. Especialmente
importante fue la necesaria e invalorable protección del Alto Comisionado de la
ONU.
¡Hoy
tenemos la nueva oportunidad de agradecer profundamente ese abrazo fraternal, a
pesar de la campaña de descrédito y difamación que desarrollaron en forma
encarnizada cristianos representantes del conservadurismo religioso, también de
los ámbitos político sociales del extranjero y también de entre nuestras
propias comunidades contra el CMI y las Iglesias comprometidas con los DDHH.
La
participación institucional de nuestras Iglesias en CAREF y el compromiso de
algunos pastores y laicos en esos momentos difíciles fue importante para
nuestra institución ecuménica. Pero también para someternos a la discusión
teológica, eclesial y pastoral con el objeto de ser consecuentes y tratar de
echar luz de absoluta claridad sobre las principales preguntas que nos hacían,
tales como ¿Quién es nuestro prójimo? ¿Acaso debemos ayudar como iglesia
evangélica a personas que en su gran mayoría no son cristianos y mucho menos
miembros de nuestras comunidades? ¿Por qué? ¿Cómo hacerlo? ¿Con qué medios?
El
hecho de enfrentar de esta manera la realidad tan difícil y dura nos permitió
tomar consciencia de la realidad y del desafío del Evangelio a los cristianos e
iglesias en América Latina.
Hacia
fines de 1975, ya se percibía que se estaba gestando en Argentina una represión
de dimensiones incalculable, con la creciente cantidad de asesinatos por parte
de la AAA (Alianza
Anticomunista Argentina).
La
respuesta, la dieron en principio personas con fuerte compromiso social,
político y religioso que crearon a principios de 1976 la APDH que
por su constitución multipartidaria y multisectorial con la participación y el
trabajo de pastores, sacerdotes, obispos, religiosas/os, laicos/as católicos y
evangélicos, constituyó un espacio de encuentro, de colaboración y acción con
una enorme amplitud y con características especiales que le ha permitido
alcanzar un amplio reconocimiento de la opinión pública nacional e
internacional.
La ocasión puntual para la creación del MEDH fue el
asesinato de José Tedeschi y Francisco Soares, sacerdotes profundamente
comprometidos con la vida de los pobres, a comienzos de febrero de 1976. Entre
otros estuvieron presentes en ese primer encuentro Adolfo Perez Esquivel, Jorge
Pascale, Carlos Gattinoni, José de Luca, Eduardo Pimentel y Guillermo Frugoni
Rey.
El 9 de julio en una segunda Asamblea fundacional, los
delegados nombrados por las iglesias crearon oficialmente el MEDH como
organización eclesial de derechos humanos. Aprobaron un documento fundacional
en el que se dice entre otras cosas: ¨SI CRISTO CON NOSOTROS QUIEN CONTRA
NOSOTROS
No es posible describir en el marco de este trabajo como
correspondería la historia y el trabajo realizado en y a través del MEDH a lo
largo de más de 31 años.
Entre muchísimas tareas realizadas durante el tiempo de la
dictadura podemos nombrar:
·
La documentación del terrorismo estatal y la
información a nivel nacional e internacional de sus atrocidades;
·
El trabajo jurídico (presentación de Habeas Corpus,
defensa de perseguidos, presos y sus familiares);
·
Acompañamiento jurídico, social, sicológico y
pastoral de los hijos y las hijas de desaparecidos;
·
Apoyo económico, social y pastoral de familias de
desaparecidos y presos;
·
Estudios sicológicos sobre la consecuencia de la
desaparición de los padres en sus hijos pequeños;
·
Organización y financiamiento de viajes grupales de
visita a los presos confinados sistemáticamente en cárceles distantes de sus
familias;
·
Tramitación de la salida del país de prisioneros
sobrevivientes de los campos clandestinos.
Programas implementados desde el MEDH después de la dictadura:
·
Reinserción de sobrevivientes de campos
clandestinos, presos y exiliados;
·
Creación de cooperativas de vivienda y trabajo;
·
Acompañamiento jurídico de víctimas de la dictadura
para solucionar su situación jurídica y lograr la reparación exigible al
estado;
·
Acompañamiento y tramitación para la identificación
de restos de sepulturas masivas;
·
Acompañamiento social-pastoral de familiares de
desaparecidos identificados;
·
Acompañamiento legal y pastoral en la búsqueda de
niñas/os desaparecidas/os;
·
Juicios contra los genocidas llevados adelante en
la Argentina y el extranjero;
·
Educación y capacitación para el compromiso,
comprensión y defensa de los ddhh tanto en escuelas, universidades, parroquias
y seminarios teológicos;
·
Programas de documentación, investigación,
publicaciones y comunicación de problemáticas relacionadas con la violación y
la vigencia de los ddhh ayer y hoy;
Otro campo de trabajo del MEDH en la actualidad que
consideramos de enorme importancia es el de la prevención, la atención
y la defensa de mujeres, niñas y niños que sufren situaciones de violencia,
maltrato y abuso.
“Hoy trabajamos en más de 30 centros de asesoramiento y
defensa de mujeres, jóvenes y niñas/os en parroquias pobres y proyectos
barriales evangélicos y católicos. Aquí se realizan talleres para capacitar a
las referentes parroquiales y comunitarias a acompañar y asesorar en diversas
situaciones de violencia. Con ellas llevamos adelante cursos de nociones
básicas en temas legales y de salud a la vez que ofrecemos la ayuda concreta de
las profesionales de la oficina central del MEDH cuando se hace necesaria una
intervención puntual urgente.”
Lamentablemente
esta tarea inevitable no puede cesar. Siguen existiendo personas que sufren y
temen por sus vidas frente a muchas antiguas y nuevas formas, no menos
violentas formas de violación de los DDHH
¡Finalizando entrego al señor Secretario general del CMI un
ejemplar de la breve historia sobre las acciones ineludibles frente a las
violaciones de los DDHH, escrita por el Pastor Dr. Arturo Blatezky, titulado: “Entre
el terror genocida y la esperanza de liberación.”
Rodolfo R. Reinich
Pastor Presidente emérito de la
IERP
Co-presidente emérito del MEDH