Resumen Latinoamericano/Sebastián Polischuk, 16 de marzo de 2015 -
Los últimos anuncios del presidente Horacio Cartes y las reuniones que
viene teniendo su gobierno con funcionarios del gobierno estadounidense
desde fines de enero hasta la fecha, indican el aumento de una mayor
presencia de Washington sobre el norte paraguayo para controlar todavía
más a quienes se oponen al modelo neoliberal. También se pretende seguir
arrasando con toda resistencia posible y fortalecer el predomino
imperialista en la región, como ya lo viene haciendo con Colombia, Perú y
México, al mismo tiempo que la Casa Blanca considera a Venezuela como
un país peligroso para Estados Unidos.
Estos acuerdos se plantearon tras el anuncio el gobierno paraguayo de
declarar el “estado de emergencia” en los departamentos de Canindeyú,
San Pedro y Concepción, regiones donde operan el Ejército del Pueblo
Paraguayo (EPP) y la Asociación Campesina Armada (ACA). Los acuerdos
mismos contemplan mejorar la producción agrícola y supuestamente reducir
la pobreza a través de mayores inversiones para los programas de la
Agencia del Gobierno de los Estados Unidos para el Desarrollo
Internacional (USAID), además de la capacitación de tropas paraguayas
por parte del ejército estadounidense para combatir al EPP y al
narcotráfico. Esto da pie a que sea probable que Estados Unidos instale
una segunda base militar, ya que la primera se instaló bajo esas medidas
y con los mismos argumentos.
Hace unos pocos días, Cartes reafirmaba, al igual que lo han hecho
varios de sus funcionarios, que el Estado debe tener más presencia en
esos departamentos, haciendo eco a las demandas de las propias cámaras y
organizaciones empresarias agrícolas que vienen presionando cada vez
más para que el gobierno refuerce militarmente la zona contra el EPP y
el ACA. Recientemente, Pío Ramírez, presidente de la Asociación de
Productores Agropecuarios de Canindeyú, decía: “Tenemos problemas que
nos preocupan, el fracaso del ministro del Interior que falta al cuidado
de la seguridad, y esa cultura de populismo que viene expandiendo la
gente del EPP que no podemos permitir”.
Desde la década de 1990, estos mismos empresarios vienen aumentando
sus patrimonios a costa de empobrecer a campesinos y pueblos originarios
que sufren el despojo de las tierras y las consecuencias de los
agrotóxicos utilizados por los latifundistas, quienes no tienen que
pagar grandes impuestos a diferencia de otros sectores.
Mayor presencia militar y la posible segunda base militar
A finales de enero, el Secretario de la Armada de Estados Unidos, Ray
Mabus, y la embajadora estadounidense Leslie Ann Basset, se reunieron
con el ministro de Defensa Nacional de Paraguay, Bernardino
Estigarribia, para afianzar más las relaciones de confianza con el
gobierno de Cartes, bajo el supuesto compromiso de paz, seguridad,
estabilidad y fortalecimiento de los “valores democráticos”.
En esa reunión, Mabus manifestó su idea de expandir aun más las
relaciones históricas entre ambos países, y puso el peso en la
cooperación en materia de defensa, de la que expresó que es excelente.
También propuso que se continúe con en el intercambio, capacitación de
oficiales y sub-oficiales y el equipamiento tecnológico para las Fuerzas
Armadas paraguayas.
Dentro de estas capacitaciones se encuentran a los miembros de la
inteligencia militar y a las tropas que integran el Centro de
Entrenamiento Conjunto de Operaciones de Paz (CECOPAZ), que generalmente
son usadas para combatir al EPP y al ACA (1).
Sobre estas capacitaciones y fortalecimiento militar, la embajadora
estadounidense, Leslie Ann Bassett, remarcó que la idea de fortalecer
estos programas -principalmente en la cibernética militar-, es para
combatir diversos delitos, entre ellos el narcotráfico y la lucha contra
la insurgencia. No parece casual la idea fallida del gobierno de Cartes
de que el parlamento paraguayo termine abalara el proyecto “Pyraweb”,
que pretendía controlar los movimientos de todos los usuarios de
internet dentro de Paraguay para la supuesta lucha contra el
narcotráfico.
Según Pablo Ruíz, integrante de Observadores de la Escuela de las
Américas que Estados Unidos, con estas medidas se estaría preparando el
terreno para instalar una segunda base militar.
Paraguay cuenta con una base militar extranjera en el departamento de
San Pedro, conocida como Centro de Operaciones de Emergencias (COE),
justificada con el argumento de ayudar a la población paraguaya frente a
emergencias o desastres naturales.
Esta clase de bases militares o centros de operaciones, permiten es
aumentar la vigilancia y control de las poblaciones, y contribuyen al
entrenamiento sistemático de soldados estadounidenses en territorios
latinoamericanos, tal como manifestó Sandy E. Ramírez Gutiérrez, del
Observatorio Latinoamericano de Geopolítica (2).
La apuesta de la USAID en Paraguay
Cada vez más, y en conjunto con la militarización especializada en
Paraguay, aumentan las inversiones a los programas de la USAID,
organismo de Estados Unidos creado en 1961. Esta institución impulsa
supuestos proyectos sociales donde convoca a varias organizaciones no
gubernamentales, pero en el fondo ese dinero es utilizado para espiar a
los gobiernos y financiar golpes de estados en Latinoamérica, como lo
hizo al apoyar al Plan Cóndor.
En la actualidad, el dinero de la USAID es usado para contribuir con
grupos de derecha como los que intentaron derrocar al ex presidente
venezolano Hugo Chávez o formular una falsa ayuda humanitaria en Haití
para militarizar ese país. (3). A su vez, este organismo es el encargado
de implementar programas que fomentan los agronegocios y contribuyen a
las grandes agroindustrias en bastas zonas de Latinoamérica, como sucede
con el programa “Paraguay Vende”, entre otros.
El 30 de enero pasado, el ministro de la Secretaria de Acción Social
(SAS), Héctor Cárdenas, afirmó que en esos departamentos se están
duplicando los esfuerzos del Estado para tener mayor presencia en la
zona donde operan las guerrillas, con programas patrocinados por la
USAID como es el Tekoporã (programa de subsidios para paliar la
pobreza). El gobierno paraguayo señaló que “desde el año pasado
intensificamos nuestra presencia en esta zona, por dar un dato, en
Horqueta prácticamente se duplicó la presencia del programa Tekoporá”
(4).
El viernes pasado, la embajadora estadounidense Bassett confirmó que
la USAID invertirá 20 millones de dólares en programas para promover al
desarrollo económico sostenible e inclusivo a pequeñas comunidades de
esa región. A lo que se suma que a fines de febrero el director de ese
organismo en Paraguay, Fernando Cossich, explicó que están apoyando un
programa de cooperación de cadena de valor inclusivo. El proyecto
demanda una inversión de 10 millones de dólares con la Federación de
Cooperativas de Producción, que beneficia a 20.000 pequeños productores
de Concepción, Canindeyú, San Pedro y Amambay (5).
Estos programas forman parte de las políticas de expansión del
agronegocio, que tienden a impulsar proyectos en favor de los intereses
internacionales y del mercado global. Mientras tanto, cada vez más se
despojan de sus tierras a campesinos y pueblos originarios por parte de
empresarios agrícolas e incluso se los incentiva a proyectos que hunden
sus economías, como el del sésamo y el chía propuesto por la propia
USAID (6).
Tampoco parece fuera de lugar que hoy en día se decida poner más peso
estatal y de presencia estadounidense en el norte paraguayo, donde los
campesinos y pueblos originarios luchan por sobrevivir y resistir, y
impulsan una economía autónoma, que se contrapone a los grandes
proyectos agroindustriales que hunden sus economías y favorecen las
demandas de los grandes empresarios.
Dada la resistencia que hay en esa zona, no es casual que estén
instaladas bases militares y se incrementen en mayor medida las
capacitaciones de las Fuerzas Armadas paraguayas para controlar no solo a
la gran parte de la población local, bajo la lavada de cara con
supuestos programas sociales y económicos.
A nivel regional, la presencia estadounidense es una de las mayores
apuestas que tiene el imperialismo para quebrar aun más la unidad de los
países latinoamericanos. Esto va a la par del afianzamiento cada vez
mayor de las relaciones entre el presidente Cartes, del gran empresario
agrícola (dueño de 26 empresas) y el gobierno estadounidense. El propio
Cartes se da el lujo de no defraudar a sus principales aliados y termina
apoyando sus declaraciones contra Venezuela. A su vez, el parlamento
paraguayo decidió enviar una comisión para evaluar la situación
particular de Venezuela, acusando a ese país de violador de derechos
humanos. Nada dijeron que el intento de golpe de Estado contra el
gobierno del presidente Nicolás Maduro y el constante acoso que sufre el
país por grupos de derecha apoyados por Estados Unidos.
No hay que olvidar el Estado paraguayo es uno de los mayores países
latinoamericanos que viola los derechos humanos, según diversos informes
y sanciones de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH).
Ni el titular de Naciones Unidas, Ban Ki Moon (que visito el país
recientemente), ni Barack Obama se quejan de esto, sino que al contrario
lo avalan.
Notas:
(1) http://spanish.paraguay.usembassy.gov/pr_012715.html y
http://noticiasdeparaguay.com/132616/eeuu—renueva-cooperacion-para-el—combate-al–narcotrafico-y-seguridad.html
(2) http://alainet.org/active/74118
(3)
https://yohandry.wordpress.com/2008/09/21/usaid-arma-clave-de-la-guerra-sucia-contra-america-latina/
http://www.contrainfo.com/5025/la-mil-caras-de-la-usaid-en-america-latina/
(4) http://www.ip.gov.py/ip/?p=604 y
http://www.sas.gov.py/noticia/714-el-gobierno-duplica-presencia-en-lo-social-en-la-zona-norte.html#.VQTNKNJwsgs
(5) http://www.ultimahora.com/embajadora-eeuu-dijo-que-zona-norte-no-es-conflictiva-n874947.html
(6) http://www.probandolaweb.org/feco/visita-cristhine-pendzich/