STIGLITZ CONTRA LOS BUITRES
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El Premio Nobel de Economía Joseph Stiglitz y el
investigador argentino Martín Guzmán indicaron ayer que la Argentina es “la
última víctima” en la larga disputa legal de los fondos buitre para alterar las
reglas del juego del sistema financiero internacional. Los economistas analizaron
la doctrina Champerty, que prohíbe la compra de deuda con la intención de
presentar luego una demanda judicial, mientras que evaluaron las
recomendaciones de la Asociación Internacional de Mercados de Capitales (ICMA)
respecto de cuál debe ser la normativa para nuevas emisiones de bonos
soberanos.
“Argentina es simplemente la última víctima en la
larga batalla judicial de los buitres para cambiar las reglas de juego, para
permitirles a ellos aprovecharse de países pobres que tratan de reestructurar
sus deudas”, aseguró Stiglitz, en una nota de opinión de Project Syndicate, la
cual firmó en conjunto con el economista argentino Martín Guzmán.
Los expertos indicaron que las propuestas del
IMCA para modificar los términos en los que se emita la nueva deuda soberana
dejan sin resolver “cientos de miles de millones de bonos escritos bajo
términos viejos”. No obstante, destacaron que “las recomendaciones del IMCA
implicaron dejar sin efecto la cláusula pari passu, aceptando que conservarla
haría imposible cualquier intento de reestructuración”:
Stiglitz y Guzmán precisaron que los fondos
buitre pudieron avanzar en su estrategia judicial debido a la eliminación de la
doctrina Champerty, la que apuntaba que no se puede comprar una deuda si la
intención del comprador es presentar posteriormente demandas judiciales. “En
2004, los buitres se presentaron ante la Legislatura de Nueva York, la que
eliminó efectivamente la defensa de la doctrina Champerty sobre cualquier
compra de deuda por encima de 500.000 dólares”, señalaron.
Los economistas apuntaron que existen dos
desafíos centrales para el sistema financiero internacional. “Uno es lidiar con
los cientos de miles de millones de dólares de deuda escritos bajo los términos
viejos, que no puede ser reestructurada bajo el fallo de Griesa. El segundo es
decidir sobre los términos que deberían imponerse en el futuro”, dijeron. Las
tensiones que generó Griesa, según Stiglitz y Guzmán, pueden tener efectos
nocivos para el desempeño de la economía mundial.