Buenos Aires, 15 de
febrero de 2012
Los recientes hechos de represión
sucedidos en Catamarca (Belén y Tinogasta) y Tucumán (Amaicha del Valle) nos
han sumido en un profundo dolor e indignación. A ellos se sumó el lamentable
episodio del domingo 12, cuando compañeros del SERPAJ (Servicio de Paz y
Justicia) no pudieron ingresar a la localidad de Andalgalá, luego de sufrir
apremios y agresiones.
El año pasado, fuimos convocados
a festejar como pueblo el día de la Soberanía Nacional; hemos recordado la
Vuelta de Obligado como referencia –reciente y antigua a la vez- de lucha por
“defender lo nuestro”… En estos días, nos vemos llamados a afirmar nuestra
soberanía -respecto del caso Malvinas- y de la necesidad de oponerse a las
nuevas formas de colonialismo que intentan instaurarse en nuestros
pueblos.
Sin embargo, en lo que respecta a
nuestros bienes naturales y a la defensa de nuestros territorios, tenemos
muchas “deudas de soberanía”. Solo si miramos lo que está ocurriendo con el
desarrollo de emprendimientos mineros a gran escala, lo podemos constatar con
meridiana claridad. Se trata de una nueva colonización guiada por la voracidad
del capital y amparada –sino impulsada- por los gobiernos.
Días pasados pudimos ver cómo los
“poderosos” de siempre siguen reprimiendo, encarcelando y asesinando a los/as
que se “rebelan” contra la codicia y la ambición sin límites. Esto también lo
hicieron con Jesús y con muchos hombres y mujeres que resistieron a los
diversos imperios y que abrazaron propuestas de liberación y dignidad. Pero los
mismos que reprimen y castigan a nuestros/as luchadores/as, ignoran que no
existe represión, prisión, ni leyes que puedan encerrar al espíritu que lucha
junto al pueblo por la liberación, la paz, la justicia y la defensa de los
bienes naturales; ese espíritu es el Espíritu de Dios.
Desde el Espacio Ecuménico
expresamos nuestro enérgico rechazo al accionar represivo por parte de las
fuerzas de seguridad, como así también a la operatoria de grupos civiles
pro-mineros. Al mismo tiempo, nos solidarizamos con los/as hermanos/as y compañeros/as
que luchan y defienden el medio ambiente y los territorios, frente a las
corporaciones multinacionales que -contra lo que se proclama en los discursos-,
en los hechos, siguen contando con el aval de los Gobiernos.
Nos unimos al grito de las asambleas
populares de diversos puntos del país, a los luchadores y luchadoras de la
tierra: “NO A LA EXPLOTACIÓN MINERA Y EL DESPOJO DE NUESTROS BIENES NATURALES”.
Espacio
Ecuménico