Héctor Eusebio Sosa: La prueba de que es una política de estado
El inspector del COT que hoy agredió a un trabajador que sólo le
pidió que corriera su patrullero para poder sacar la camioneta, es el
mismo que, como cabo 1º de la Bonaerense, fusiló tres pibes entre 1999 y
2006. Una prueba cabal de que, gobierne quien gobierne, el gatillo
fácil es política de estado.
El 6 de febrero de 1999, un pibe de 15 años y otro de 17 escapaban de
tres policías que los corrían por los pasillos de la Villa 25 de San
Fernando. Habían entrado a robar en una carpintería y los pescaron.
Desarmados, corrieron hacia su barrio. Pronto, una vecina les abrió la
puerta de su casa y los escondió bajo la mesa de la cocina. Para
disimular, la mujer se puso a barrer la vereda, pero pronto los
policías, con el entonces Cabo 1º Héctor Eusebio Sosa a la cabeza, la
tiraron a un costado y entraron.
“No tiren que me entrego”, escuchó Inés. Y luego vino la andanada de
disparos. El “Frente”, como todos conocían a Víctor Manuel Vital, de 17
años, quedó tendido bajo la mesa con cinco heridas producidas por cuatro
disparos. Tres le pegaron, de arriba hacia abajo, en el tórax, la
cabeza y la axila. El cuarto tiro pegó en la mano, con la que se cubrió
la cara, volvió a entrar en el mentón y salió arriba de la oreja. El
pibito de 15 recibió un disparo en la cabeza. Lo dieron por muerto y lo
arrastraron afuera, pero sobrevivió.
Un año después, cuando una pericia probó que el Frente estaba
agachado bajo la mesa con las manos en alto, Sosa, conocido en el barrio
como el “Paraguayo” que manejaba la droga y reclutaba pibes para robar,
fue detenido por homicidio y se fijó fecha de juicio.
En 2001, una semana antes del juicio oral, el fiscal y la defensa
hicieron un acuerdo de juicio abreviado por homicidio “en exceso de la
legítima defensa”. El Tribunal 1 de San Isidro admitió el trámite
abreviado, pero prefirió absolver a Sosa. CORREPI interpuso recurso de
casación, y logramos anular ese fallo, pero el nuevo juicio, ante el
Tribunal Criminal nº 3, terminó con una escandalosa nueva absolución.
Sosa nunca fue apartado de la fuerza, y el 2 de diciembre de 2002 lo
ascendieron a sargento, antes incluso de que se realizara el juicio
oral.
La Nochebuena de 2006 volvió a matar, esta vez a Jonathan Lorenzo
(19) y Jorge Andrés Martínez (24), que iban en moto con un tercer pibe.
Sosa los empezó a perseguir con su patrullero, a tiro limpio. Agotó su
cargador y siguió tirando con el arma de su compañero. Hizo más de 20
disparos. Jonathan recibió tres disparos en la espalda y Jorge otros
tres en la espalda y nuca. El tercer chico recibió tres balazos, pero
sobrevivió.
Esa causa fue rápidamente archivada, sin siquiera dar tiempo a las familias a constituirse como partes acusadoras.
Cuando Sosa ingresó a la policía bonaerense, gobernaba Raúl Ricardo Alfonsín. Cuando mató al Frente, el presidente era Carlos Saúl Menem. Fue absuelto por primera vez durante el gobierno de Fernando de la Rúa, y ascendido a sargento en la gestión de Eduardo Duhalde. Su absolución en la causa del Frente, y el archivo de la causa por los otros dos pibes, ocurrieron cuando gobernaba Néstor Kirchner. Con Cristina Fernández siguió en la fuerza, y fue incorporado por el intendente Sergio Massa al COT.
Cuando Sosa ingresó a la policía bonaerense, gobernaba Raúl Ricardo Alfonsín. Cuando mató al Frente, el presidente era Carlos Saúl Menem. Fue absuelto por primera vez durante el gobierno de Fernando de la Rúa, y ascendido a sargento en la gestión de Eduardo Duhalde. Su absolución en la causa del Frente, y el archivo de la causa por los otros dos pibes, ocurrieron cuando gobernaba Néstor Kirchner. Con Cristina Fernández siguió en la fuerza, y fue incorporado por el intendente Sergio Massa al COT.
Hoy, con María Eugenia Vidal y Mauricio Macri, sigue en lo suyo, que
es lo de ellos, recargado: la represión, esta vez a un trabajador que
sólo le pidió que corriera su patrullero para poder mover una camioneta
en horario de trabajo.
Su imagen en una cama de hospital, amparado por la funcionaria de la
Dirección de Protección Ciudadana (¿?) de la Municipalidad de Tigre,
mientras el trabajador que agredió tiene una pierna fracturada, y su
prontuario, son cabal prueba de que no es un policía, es toda la
institución. Y no es una manzana podrida o un loquito suelto, ni un
psicópata reclutado por error. Es una política de estado.
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