Arturo Blatezky
“HAPPY JINGLE CLAUS” Y REVERENCIA
A LOS PODEROSOS
O
LA MEMORIA DE DIOS QUE NACE
JUNTO A LOS MAS PEQUEÑOS Y DESAPARECIDOS
“Entonces Herodes
se puso furiosísimo y fijándose en la fecha en la que la familia se había ido
ordenó matar a todos los niños menores de dos
años que había en Belén y sus alrededores. Así se cumplió lo que había
anunciado el profeta Jeremías: En Rama se oyeron gritos, grandes sollozos y
lamentos, es Raquel que llora a sus hijos; estos ya no están, y no quiere que
la consuelen.”(Mateo 16-18).
Tengo que
reconocer que en ninguna Navidad anterior a la actual éste texto me ha
impactado y conmovido con tal tremenda intensidad como en la actual. Y no me
sorprende: Durante el último año varios organismos de Derechos Humanos y
personalidades de la Argentina y de España estuvimos luchando por el
esclarecimiento y la condena de los responsables del genocidio cometido por el
franquismo desde 1936 hasta la muerte del dictador entre ellos la decena de
miles de asesinados y desaparecidos y ante todo lo más aberrante: El secuestro
y la apropiación hasta hoy de al menos 30.000 hijos de disidentes y
combatientes demócratas que luchaban contra la dictadura.
Pero obviamente
esta barbarie nos remite a otras del pasado histórico más remoto así como a
hechos similares de los siglos XIX y XX:
Sin duda en su tiempo el faraón no apresó a los varones hebreos y de otros pueblos para matarlos, sino para transformarlos en esclavos y soldados egipcios; del mismo modo los asirios, persas, griegos y finalmente Herodes enfrentó a sus prisioneros a la alternativa de la muerte o a la integración como combatientes a los ejércitos romanos, de los cuáles era súbdito.
Sin duda en su tiempo el faraón no apresó a los varones hebreos y de otros pueblos para matarlos, sino para transformarlos en esclavos y soldados egipcios; del mismo modo los asirios, persas, griegos y finalmente Herodes enfrentó a sus prisioneros a la alternativa de la muerte o a la integración como combatientes a los ejércitos romanos, de los cuáles era súbdito.
Pero volvamos a
los siglos XVIII, XIX y XX, con sus terribles genocidios que todos se
caracterizaron por el secuestro y esclavización (apropiación y alienación) ante
todo de los jóvenes, ya sean en las diversas colonias africanas, de la India y
la polinesia, llegando finalmente al secuestro y masacre de millones de
armenios y judíos.
Pero es en este
punto, que quisiera detenerme un momento.
Mientras releo de noche estas historias inconcebibles del genocidio cometido en el pasado ante todo por las naciones supuestamente “occidentales, más ilustradas, progresistas y cristianas” contra pueblos soberanos y con identidades antiquísimos, que solamente estaban defendiendo sus tierras y con ello su sobrevivencia y cultura, es decir su HUMANIDAD, estoy leyendo a la vez los increíbles documentos de Osvaldo Bayer, en los cuales, entre otros hechos increíbles narra como las “nobles familias patricias de la liberal urbe porteña y sus gloriosas fuerzas armadas” esclavizabas y masacraban a los verdaderos dueños de las tierras, arrancando de los brazos de las madres a sus hijos e hijas recién nacidas, para entregarlas como “chinitas y peoncitos” a quienes si representaban “la civilización”, contra “la barbarie”, que no merecía otro trato que la aniquilación de su cultura y el sometimiento de su especie.
Podríamos seguir
largas páginas con los hechos detallados de la deshumanización de nuestra tan
“humana cultura liberal y progresista”, sino fuera que la conocemos demasiado
bien, y también la recordamos perfectamente, si queremos recordarla.
Solo quisiera
invitarnos a un ejercicio de la memoria que quizás sea nueva para nosotras y
nosotros: Cuando en diversas representaciones como pesebres u otras
celebraciones festivas religiosas, escolares, patrióticas etc. nunca faltan los
“vendedores de velas”, “los faroleros” y las “chinitas que llevan los
almohadones para las damas patricias” (que son hoy los niños disfrazados de
nuestro pueblo) ¿qué habrán sentido, pensado, sufrido, añorado en ese momento
los verdaderos “Hijos de la tierra” (libro excelente de Carlos Martínez
Sarasola)?
Y me pregunto: ¿Qué
estarán sintiendo los sobrevivientes de aquellos niños, los “¿Hijos de la
Tierra” de hoy? Maltratados por el sistema capitalista, sus potentados
nacionales y extranjeros, los políticos, jueces y “funcionarios de la justicia”
que tergiversan el derecho, los grupos armados estatales y para-estatales que
los persiguen, que los matan, los terratenientes, que ocupan y destruyen las
selvas para suplantarlas por negociados que terminan de destruir lo que sus
antepasados dejaron, ya sea en la Patagonia, en Chaco, Formosa, Misiones o
mediante la megaminería en las provincias andinas?
¿Con qué soñarían
y qué necesitan las familias, los padres, madres e hijos de nuestra tierra bajo
sus árboles de Navidad, si es que les hubiera sobrevivido alguno en medio de
tanta soja del cuál colgar angelitos rubios cantando “Noche de Paz”?
Pastor Dietrich Bonhoeffer:
Reflexión y oración por
quienes estaban presos junto con él
en la Cárcel Militar de
Tegel –Berlin – Navidad de 1943
“Desde nuestra fe
cristiana vivir la Navidad en la celda de una cárcel no debiera ser un problema.
Probablemente muchos vivirán y celebrarán en esta casa una Navidad mucho más
sincera y auténtica que allí, donde solamente sigue repitiéndose esta palabra
de un modo hueco y vacío. Que la miseria, el sufrimiento, la pobreza, la
soledad, el desamparo y la culpa ante los ojos de Dios significan algo
totalmente distinto que frente al juicio de los seres humanos; que Dios se
dirige y permanece justamente entre aquellos, que son abandonados y
despreciados por los otros seres humanos, que Cristo nació en el pesebre de un
corral, porque no le permitieron ocupar otro lugar en ese refugio de los
marginados –eso lo entiende mucho mejor un prisionero que otra persona, y eso
para un preso es realmente una noticia de enorme felicidad: Poder creer y vivir
esta nueva realidad que derriba la de los poderosos, le da la seguridad y la
conciencia, que todos los límites espaciales y temporales que lo someten en realidad
son destruidos y derrumbados, y que está viviendo ya en la verdadera comunidad de
Jesús, en la cuál la cárcel y la prisión humana pierden su significado”
“Señor Jesucristo,
tù fuiste pobre y miserable, prisionero y abandonado
a tu soledad.
Vos conoces todo el sufrimiento de los seres humanos,
Vos te quedas a mi lado cuando ningún otro ser humano
me acompaña.
Vos no me abandonas y me buscas en mi soledad,
Vos querés que te conozca y me dirija a ti.
Señor, oigo tu llamado y te sigo,
¡Ayudamos!
Espíritu Santo,
Dame la fe que me salve de desesperación y angustia.
Dame el amor a Dios y a los seres humanos,
Ese amor que destruye todo odio y toda amargura.,
Dame la esperanza que me libera
Del miedo y la desesperación…”
Traducción: Arturo Blatezky
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EXTRACTO DE: NAVIDAD ARGENTINA
Pastor Juan Van der Velde – Navidad de 1983
“Había pastores
en la misma región Lucas 2:18
Creo que nuestra
Navidad de 1983 es una Navidad muy especial, pues se señala una transición
entre dos modos de vida,entre dos zonas opuestas, enfrentadas ,recíprocamente
descartadas.
La Navidad de
este año es esencialmente argentina. En mi patria hay tumbas N.N.,
desaparecidos, vidas arruinadas, detenidos sin razón, salarios insuficientes,
etc. Creo que hoy debo decir y se lo digo a todos: La Navidad es argentina,
genuinamente argentina. ¿Por qué? Porque hay pastores en mi patria, miles de
pastores, miles de personas desarraigadas, hambrientas, desorientadas, mal
pagadas, tratadas injustamente, sin seguridades.
No debemos
confundir la palabra pastor. Tal vez pensamos con ella en las autoridades
eclesiales, en los líderes espirituales. No, muchos de ellos se han borrado al
estar nosotros en la zona de muerte. Los pastores de la región de Belén eran
personas que no gozaban de ningún derecho, ningún juez defendería alguna causa
de ellos, eran los mal vestidos, los que no eran tenidos en cuenta, los que
horrorizaban a la gente bien por sus costumbres y modismos, los temidos.
Como para que la
Navidad no naciera en esa región donde había pastores, en Belén. Como para que
no siga en nuestra patria del año 1983 donde también hay tantos pastores. Dios
nos envió su Hijo, nos ama. Y me hago la pregunta: ¿qué harán los religiosos, que
harán las autoridades nacionales, qué harán las iglesias del Movimiento Ecuménico
por los Derechos Humanos? ¿Qué harán los pastores? ¿Haremos algo más que
solamente repetirnos unos a otros Feliz Navidad? Tendremos en cuenta que esta
Navidad es argentina?
Sé que celebrar
esta Navidad como argentinos es muy difícil. Pues con este mensaje de Navidad
debo acercarme a la madre que espera ver regresar a su hijo desaparecido. Con
este mensaje de Navidad debo acercarme al que deplora su situación por lo
incomprensible del pasado. Con este mensaje de Navidad debo consolar al que no
dispone de lo mínimo necesario.
Las palabras
Feliz Navidad no querrán salir de mi boca. Pero sepa Usted, hermano o hermana,
que si su situación hace decir a muchos lo que también oramos ahora:
-
Que
nunca más un juez argentino deje de conmoverse por el dolor y la injusticia que
tantos padecen, también silenciosamente;
-
Que
ningún dirigente obrero piense primeramente en su propia posición y se
despreocupe por la situación de tantas familias condenadas al olvido;
-
Que
ninguna autoridad en su soberbia olvide a los humildes;
-
Que ningún religioso esté más preocupado por su
propio templo que por los miles de pastores de nuestra patria;
-
Que
ningún orgulloso de la azul y blanca viva despreocupado por lo que acontece a
su alrededor, sino, que todos sean movidos a misericordia por aquél que nos amó
primero.
LA
PAZ SEA CONTIGO.