El talentosos escritor e investigador Osvaldo Bayer titula “Más ricos…más
pobres” su nota publicada el domingo 30 de setiembre en el matutino argentino
Página 12.
En ella analiza, desde Alemania, lo que ocurre en ese
país donde los diarios advertían “Certificado de pobreza para un país
rico”, “Los ricos de Alemania cada vez más ricos”, “Los pobres siguen pobres;
los ricos, más ricos”.
Aclara que no eran desde los “ diarios de izquierda” sino
“Dos de ellos son de tendencia liberal y el otro, conservador” y que se
fundamentaban en el informe oficial “presentado por la ministra del
gobierno Von der Leyen, del conservador Partido Demócrata-Cristiano”.
En la segunda parte de ese artículo, Osvaldo Bayer
comenta que regresa a Argentina y se refiere al trabajo humanitario que el
pastor Arturo Blatezky, de la Iglesia Evangélica del Río de la Plata (IERP), realiza con su
esposa Claudia Lohff en Quilmes, Provincia de Buenos Aires, cercano a la Ciudad Autónoma
de Buenos Aires.
“Regreso a Buenos Aires –dice Osvaldo Bayer-. Me
encuentro con mi amigo de muchos años, el pastor evangélico Arturo Blatezky, pastor de la Iglesia Evangelica del Rio de La Plata en la Argentina. Lo veo al
borde de la desesperación. El tiene en Quilmes
instituciones pedagógicas en las que asiste a niños de villas de extrema
pobreza en esa localidad bonaerense. Yo he visitado esos lugares y admiro a
este hombre y a sus ayudantes. Dar de comer a los niños más humildes de nuestra
sociedad que tienen hambre. ¿Qué mejor papel hay en la vida que eso? Los niños.
Ver sus ojos. Llenarlos de esperanza y mostrarles la mano abierta que le niega
la realidad.
Me explica: desde hace meses, el gobierno bonaerense no
da la ayuda estipulada a los comedores infantiles ni paga las becas para los
asistentes que mantienen con su trabajo esos lugares tan necesarios para
mantener la paz y alejar la violencia de nuestras ciudades: los niños con
hambre, los niños que necesitan sonrisa a través de las manos docentes que los
ayudan a soportar su destino no buscado.
En este hombre y en su mujer, Claudia Lohff, existe una
pasión por la ayuda a los más desamparados de nuestra sociedad, los niños de
nuestras villas miseria y sus madres. Primero crearon el jardín maternal Los
Angelitos y luego el jardín de infantes El arca de los niños.
Los he visitado varias veces, son lugares en los que los
niños se sienten felices, se los oye reír, conversar, gritar, pegar saltos de
alegría. Es crear vida sostener esos lugares. Crear futuro sin violencia. Son
totalmente gratuitos, para niños de 3 meses a 5 años, funcionan de lunes a
viernes de 7 a
17 horas. Se les dan a los niños tres comidas diarias, se los cuida en la salud
y la higiene, y se les da actividades pedagógicas, descanso y recreación.
Concurren 130 niños y niñas de las familias más pobres y desprotegidas de las
zonas marginales de Quilmes.
Acompañan a las madres y a los padres (si los hubiere) en
sus gravísimas dificultades de supervivencia diaria. Son todas familias
consideradas “de riesgo”, sin trabajo, en viviendas absolutamente precarias, en
hacinamiento, con problemas de alcohol y drogas, o con sida, violencia
familiar, abuso de menores y la discriminación que sufren diariamente por parte
de la “sociedad”. Es decir, estas manos abiertas ayudan a que se respeten los
Derechos Humanos del Niño.
El pastor Arturo Blatezky pertenece al Movimiento
Ecuménico de los Derechos Humanos (MEDH) y protegió en este lugar quilmeño a
familias de desaparecidos, presos y perseguidos por la dictadura militar.
Para el funcionamiento de estas increíbles iniciativas
contó con el apoyo de organizaciones de derechos humanos de Alemania. Son ya
tres décadas de existencia y por supuesto dependen en gran parte de las ayudas
estatales de la provincia de Buenos Aires, que ahora no reciben más y la
situación es muy difícil por el aumento de los costos de alimentos y servicios.
De pronto, la obligación profundamente moral que tienen
las autoridades provinciales fue olvidada o postergada. Por eso, el jueves
pasado, más de cuatro mil personas hicieron una marcha hacia la casa de
gobierno de La Plata
a pedir al gobernador Scioli su inmediata intervención. Pero pese a todos los
trámites realizados, no fueron recibidos.
No podemos dejar de dedicar estas líneas a este profundo
problema de nuestra sociedad. Creemos que finalmente las autoridades
reflexionarán. Se trata de nuestros niños. Sí, nuestros, porque nos pertenecen
a todos como sociedad y somos responsables de ello. Nunca más permitir niños
con hambre en nuestras calles. Nunca más. Es un deber de todo país
democrático.+ (PE)
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