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Por Federico Larsen. La delegada del Partido Popular
Tekoyoya, Cecilia Vuyk, analizó para Marcha la situación
paraguaya a tres semanas del golpe. Los intereses en juego, el rol de los
movimientos sociales y el futuro de la izquierda en Paraguay.
Luego de
una breve estadía en Argentina, donde participó del programa televisivo de
Víctor Hugo Morales y se reunió con movimientos sociales locales, la delegada
del Partido Popular Tekoyoya, Cecilia Vuyk, dialogó con Marcha
acerca de la situación instalada en Paraguay luego del golpe. “La estrategia del gobierno golpista es
avanzar en el intento de lograr la naturalización o normalización del golpe de
Estado, para construir su legitimidad nacional e internacional”, explica Vuyk.
“La mayoría de la ciudadanía paraguaya rechaza el golpe de Estado y al gobierno
de facto y los principales organismos de integración regional (MERCOSUR y
UNASUR) han suspendido a Paraguay de su derecho de participación en el bloque
por la ruptura que se dio al orden democrático en el país”.
Desde el comienzo del proceso
liderado por el liberal Federico Franco, la situación de Paraguay ocupó un
lugar importante en la escena política latinoamericana. Allí se graficó muy
bien la contradicción que viven gobiernos con fuerte respaldo popular, pero con
muy baja representación institucional, más aún cuando los sectores
conservadores operan en pos de un vuelco en la relación de fuerzas. “La derecha
ha cerrado filas en torno a este golpe de Estado, luego de un largo período de
divisiones profundas y disputas entre distintas facciones. Si bien esta alianza
es coyuntural, e incluso ya se empiezan a ver los roces y las disputas, su
poder es grande al tratarse de los sectores económicos dominantes, los partidos
tradicionales y pequeños partidos conservadores, la cúpula de la iglesia
católica, algunos sectores académicos y los medios masivos de comunicación.
Todos aparatos privados de hegemonía que poseen un importante poder para
construir la naturalización y normalización del golpe”.
El modelo: soja y transnacionales
Viuk explica detenidamente cuáles
son los intereses que jugaron detrás del golpe. Paraguay es un país donde más
del 80% de la tierra está en manos del 2% de su población, y el gobierno de
Lugo había logrado morigerar, parcialmente, la invasión del agronegocio. Desde
la llegada de la derecha al poder, en sólo tres semanas, los intereses de los
grandes capitales sobre la tierra han avanzado fuertemente, mientras creció el
descontento del campesinado. “Mayor concentración genera una expansión que
expulsa y despoja una cantidad cada vez mayor de comunidades campesinas, que se
convierten en campesinos sin tierra, que se ven en la necesidad de luchar por
recuperar su medio de vida y producción. En ese sentido, Franco ha mantenido en
sus primeras semanas la línea de avanzar en concesiones al capital del
agronegocio y de prometer la expansión de los programas sociales. Lo primero
con el objetivo de avanzar en el modelo de monocultivo extensivo en el país y
de explotación de los recursos naturales por parte de las transnacionales; y lo
segundo, para paliar la necesidad de las masas y buscar desincentivar a través
de las políticas sociales paliativas toda forma de organización y movilización
social”.
Desde la llegada de Franco al poder,
los intereses de empresas extranjeras en Paraguay han avanzado enormemente.
Entre estas políticas se encuentra la aprobación del ingreso de la
transnacional Río Tinto Alcan para la explotación de titanio, por un mínimo de
30 años, controlando la mayor reserva de titanio del país y recibiendo un
subsidio millonario de uno de los principales recursos estratégicos, la energía
eléctrica. También se aprobó el uso de la semilla de algodón transgénico y en
las inmediaciones de Asunción se aceleraron los trámites de instalación de la
fábrica de Cargill para la industrialización de la soja.
La resistencia
“Desde el inicio del juicio político,
el movimiento popular paraguayo se encuentra en estado de movilización”, cuenta
Viuk. “Inicialmente las movilizaciones se concentraron en Asunción y una vez
consumado el golpe de Estado el viernes 22, se trasladan a los departamentos,
manteniendo las primeras semanas del golpe alrededor de treinta a cuarenta
puntos de movilización en todo el país. Actualmente las organizaciones y
partidos nos encontramos en movilización permanente y en un intenso trabajo de
base, frente a las acciones de censura a los medios comunitarios, persecución y
despidos masivos de trabajadoras y trabajadores y criminalización de las luchas
sociales, con el objetivo de denunciar al golpe, resguardar y fortalecer la
organización popular, porque comprendemos que el golpe de Estado busca
desarticular y desmovilizar al movimiento popular y a la izquierda en el país”.
La reacción del gobierno golpista se desencadenó hace pocos días, con despidos
masivos de trabajadores no alineados con el gobierno de facto; y vinculando a
los dirigentes de izquierda con presuntos grupos armados. “Si bien el gobierno
golpista ha mantenido sus primeras dos semanas una fachada democrática y no
agresiva, desde los movimientos y partidos comprendemos que la estrategia del
gobierno golpista de no avanzar en una represión más abierta al movimiento
popular se basa en la necesidad de no exponerse con actos de violencia que lo
deslegitimen aún más a nivel nacional e internacional, en este momento
crítico”.
Los movimientos sociales y la
izquierda articulan hoy en pos de avanzar en el desgaste del gobierno de facto.
De hecho, ya comienzan a proyectar armados políticos que potencien su voz, inclusive
ante una nueva instancia electoral. “La izquierda y el progresismo, articulados
en el Frente Guasu (Guasu en guaraní significa grande, amplio), se constituyen
hoy día en la tercera fuerza político-electoral nacional luego de los partidos
tradicionales. Desde el Frente Guasu y con todos los sectores anti-golpistas
disputaremos las elecciones nacionales desde nuestra fuerza política propia,
pero aún no hablamos de candidaturas. El objetivo prioritario es la lucha
contra el golpe por la restitución democrática. En este momento, la
movilización permanente y la posición de la comunidad internacional son los dos
elementos que, combinados, están permitiendo disputar y deslegitimar cada vez
más al gobierno golpista. Seguiremos en esa línea hasta tumbar al gobierno
golpista y restituir la democracia en el país”.