En una acción masiva, disciplinada y simultánea, no vista desde los días
del alzamiento insurgente de 1994, decenas de miles de zapatistas ocuparon
pacíficamente y en estruendoso silencio cinco ciudades chiapanecas. Horas más
tarde, dieron a conocer un breve comunicado. Por Desinformémonos
Decenas de miles
de bases de apoyo del Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN) ocuparon
en emblemático silencio las calles de cinco municipios chiapanecos, en la primera manifestación pública que los zapatistas
hacen desde el 7 de mayo de 2011, cuando se unieron a la convocatoria del
Movimiento por la Paz con Justicia y Dignidad. Esta acción
simultánea y masiva, la más grande de
toda su historia, estuvo precedida por el anuncio de que la
organización indígena daría su palabra, que se conoció unas horas después de la
movilización.
“A quien
corresponda. ¿Escucharon? Es el sonido de su mundo derrumbándose. Es el del
nuestro resurgiendo. El día que fue el día, era noche. Y noche será el día que
será el día”, fue el mensaje signado
por el subcomandante Marcos y difundido horas después, a través de la página
Enlace Zapatista.
En cada una de
las ciudades ocupadas (Ocosingo, Las Margaritas, Palenque, Altamirano y San
Cristóbal), los tzeltales, tzotziles, ch’oles, tojolabales, zoques, mames y
mestizos marcharon con sus tradicionales paliacates y pasamontañas, en filas y
en estricto silencio. Hombres y mujeres, jóvenes en su mayoría, pasaron sobre
un templete en cada ciudad y levantaron el puño. Ésa fue la expresión más
simbólica de toda la movilización.
Fuerza,
disciplina, extraordinario orden, dignidad, entereza, cohesión. No es poco. Son
19 años en los que infinidad de veces los han dado por muertos, por divididos y
aislados. Una y otra vez salen a decir “aquí estamos”. Hoy, con 40 mil
zapatistas en las calles, nuevamente silenciaron de tajo rumores e infundios.
En San Cristóbal
de las Casas, ciudad donde tradicionalmente se hacen las manifestaciones del EZLN fuera de su territorio, más de
20 mil hombres y mujeres zapatistas procedentes del caracol de Oventik, donde
se concentraron desde un día antes,desfilaron bajo una lluvia que comenzó desde
la madrugada. La marcha de 28 destacamentos (de acuerdos a la numeración que
llevaban los grupos en sus pasamontañas) inició en las afueras de la ciudad,
alrededor de las ocho y media de la mañana, y para las 12 del día la retaguardia
estaba muy lejos del centro todavía. La plaza fue demasiado chica para
recibirlos.
Habitantes y
turistas lanzaron gritos de apoyo y cantaron el himno zapatista en algunos
tramos. Los negocios, como de costumbre, bajaron sus cortinas, pues nuevamente
los indios los sorprendieron. El templete se ubicó al frente de la catedral,
mientras que los ordenados bloques de zapatistas se ubicaron alrededor del
primer cuadro de la ciudad.
En Palenque,
antigua ciudad ch’ol y uno de los centros turísticos más importantes del
estado, los indígenas zapatistas entraron por la avenida principal de la
población y realizaron el gesto del puño en alto sobre el templete colocado en
el centro de la ciudad, enfrente de la iglesia. Posteriormente, salieron por la
calle Chiapas para regresar a sus comunidades.
En Las
Margaritas, los zapatistas repitieron la dinámica con 7 mil bases de apoyo,
mientras que en Ocosingo -población también tomada por los insurgentes el 1 de
enero de 1994, donde tuvo lugar la masacre de civiles por parte del ejército
federal en los primeros días de la guerra, más de 6 mil bases de apoyo
desarrollaron la acción desde las seis de la mañana; trascendió que cerca de 8
mil zapatistas más se quedaron en el caracol de La Garrucha al no ser suficiente
el transporte para la ciudad. No se
habían concentrado tantos zapatistas en esta localidad desde los cruentos
combates del alzamiento indígena.
Los símbolos son
muchos, pues eligieron el último día
del ciclo maya, el que para muchos tendría que ser “el fin
del mundo” y para otros el inicio de una nueva era, el cambio de piel, la renovación.
Durante estos 19 años el recorrido de la lucha zapatista ha estado lleno de
simbolismos y profecías, y esta ocasión no tendría que ser la excepción.
Desde el anuncio
de que próximamente la comandancia general del Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN) daría a
conocer su palabra, la expectativa por el contenido de su mensaje ha ido
creciendo. Este viernes, sin embargo, lo que se escucharon fueron sus pasos, su
caminar silencioso recorriendo cinco plazas, su andar digno y rebelde por las
calles y su puño en alto.
La última vez que
habló el subcomandante Marcos, jefe
militar y vocero zapatista, fue en el intercambio epistolar con
el filósofo Luis Villoro, el 7 de diciembre del 2011. Y la iniciativa política
más reciente fue el festival de la Digna Rabia, al que convocaron a luchas y
movimientos de México y del mundo, en diciembre del 2008.
Este viernes no
se presentaron los miembros del Comité Clandestino Revolucionario Indígena,
como lo hizo su plana mayor en mayo del 2011. Fue la última vez que se les vio
a Tacho, Zebedeo, Esther, Hortencia, David y al resto de la comandancia
general, con excepción del subcomandante Marcos, quien se ha mantenido alejado
de la escena pública.
Fuente: “¿Escucharon? Es el sonido de su mundo derrumbándose”: EZLN