El viernes 13 de abril próximo, a las 19, en las instalaciones del Taller de Teatro de la UNLP (10 Nº 1076, entre 54 y 55), el padre Rubén Capitanio presentará en La Plata con acceso libre y gratuito su libro Hombre fiel. El andar de don Jaime de Nevares.
Se trata
de un acto organizado por la revista La Pulseada,
perteneciente al Hogar del Padre Cajade, que este mes está celebrando
sus diez años de existencia, y por la biblioteca teatral Alberto
Mediza.
A través
de los recuerdos del autor y de los testimonios de religiosas,
sacerdotes, laicos comprometidos, obreros, militantes de derechos humanos y
familiares, el texto logra componer un conmovedor retrato de Jaime Francisco
de Nevares, quien con justicia fue llamado “el obispo de los mapuches,
las Madres y los pobres”.
Los
emocionados relatos de quienes lo conocieron permiten reconstruir momentos
clave de su trayectoria: su nombramiento como primer obispo del Neuquén por
parte de Juan XXIII en 1961; su respaldo a la huelga obrera que en 1970
paralizó la construcción de El Chocón; su decisión en 1971 de no ocupar nunca el
palco de los actos del poder; su rol como uno de los fundadores de la Asamblea Permanente
por los Derechos Humanos en 1975; su valiente reclamo por los desaparecidos −apenas
acompañado dentro del Episcopado por Jorge Novak y Miguel Hesayne− durante los
años ominosos de la dictadura; el procesamiento por “traición a la patria” que
soportó en 1982 por declarar que la causa justa de Malvinas era utilizada por
la junta militar para relegitimarse; su designación como miembro de la Conadep en 1984; su
elección por amplísima mayoría como convencional constituyente −en el único
comicio que el sapagismo perdió en toda su historia− en 1994 y su posterior
retiro de esa asamblea, al comprobar que sólo se trataba de ratificar lo que
Menem y Alfonsín habían pactado y “para no ser cómplice de los funerales de la República”; el cariño
con el que los más humildes de su pueblo lo despidieron cuando, a los 80 años,
falleció el 19 de mayo de 1995.
Rubén Capitanio nació en
1947 en La Plata,
donde se ordenó sacerdote en 1975. Un año después, mientras se desempeñaba como
párroco en Berisso, fue perseguido y obligado a trasladarse al sur del país.
Neuquén, tal como entonces le dijo el obispo de Nevares, “lo estaba esperando
con los brazos abiertos”. Desde entonces viene desarrollando su tarea religiosa
en la capital y en diferentes localidades de esa provincia patagónica. Hasta la
actualidad continúa siendo el responsable de Pastoral Social del Obispado de
Neuquén.