“…En mi
condición de co-presidente del Movimiento Ecuménico por los Derechos Humanos, me vi
constantemente incentivado por el contacto diario con familiares de
desaparecidos. Era muy impresionante horas y horas de escuchar gente. Salía uno
y entraba otro. Siempre la misma historia. Esto me marcó profundamente como
pastor; escuchar todas estas confidencias y tratar de brindar consuelo me
imprimió carácter, una señal.
En el MEDH
hacíamos algo más, porque allí había un tentativo de apoyo jurídico. Mediante
el contacto con otras organizaciones europeas pudimos brindar alguna ayuda
económica a los familiares. Eso hizo que yo apareciera para muchos como “un
obispo rojo”, porque nos endilgaban la fama de que si nos ocupábamos de derecho
humanos éramos ”zurdos y violentos”…
…debo decir que
la vida misma, las circunstancias, hicieron de mí un obispo de la solidaridad y
del respeto por la persona humana. Siempre he sostenido que, al acompañar a los
familiares de los desparecidos, yo apostaba por la vida, por la libertad y por
la verdad. Todas categorías ignoradas o prohibidas por la dictadura militar…”
(Jorge Novak – Iglesia y Derechos Humanos. Conversaciones con José María
Poirier)
Desde que llegué
a la diócesis de Quilmes hace casi 30 años, tuve la sensación de volver a
nacer. Atravesé una frontera y me sumergí en una tierra santa y compleja. Sin
duda que en ella brillaba la enorme figura de Jorge Novak. Sentía que tenía que
desaprender muchos aprendizajes, valga la redundancia, y procurarme nuevas
herramientas para poder ser fiel a Dios y al pueblo al que tenía que aprender a
amar y servir.
En Don Jorge
encontré un Maestro de fe y de vida impresionante. Tuve el privilegio, si
ustedes me perdonan, de incursionar de su mano en el mundo de los derechos
humanos. Me convocó cuando comenzaba la década del 90 a integrarme al MEDH. Ahí
aprendí a hacerme hermano de mis hermanas y hermanos cristianos tras la causa
de la JUSTICIA. Cuidar la MEMORIA, clave de l@s discípulos de Jesús, y trabajar
sin ambigüedades por la VERDAD. Esto trae la PAZ, que es fruto de la justicia.
Siguiendo la voz profética de Novak el MEDH emprendió un camino de refundación en los 90 buscando acompañar lo que él llamara “genocidio social”, lento y constante, en el que la dignidad humana era seria y violentamente vulnerada. La familia sin trabajo ni pan estaba llamada a la desintegración. No era el querer de Dios.
Hoy seguimos como diócesis atravesando los desiertos de la
injusticia y el sufrimiento de los pobres militando desde el MEDH por la
Memoria, la Verdad y la Justicia. Acompañando a los Cristos sufrientes, y como
Novak, aún arriesgando nuestra vida y fama, al lado de situaciones polémicas:
la puesta en duda de la cifra de los 30 mil; el fallo del 2 x 1 pretendiendo
favorecer a genocidas; el reclamo de que se aceleren los juicios de lesa
humanidad; la prisión injusta de MILAGRO SALA y sus compañeras y compañeros…
Como Novak seguimos el mandato de Jesús: estaba preso y me visitaste. No tenía
trabajo y reclamaste junto a mí; tuve hambre y me diste de comer, no tenía
tierra ni techo y me recibiste; era extranjer@ y me trataste como herman@...no
tenía vida y la entregaste por mí…CADA VEZ QUE O HICISTE CON L@S MÁS PEQUEÑ@S
DE MIS HERMAN@S CONMIGO LO HICISTE…
Palabras del
Padre Felix Gibs, Coordinador del Movimiento Ecuménico por los Derechos
Humanos, en el homenaje al Obispo Jorge Novak. Sabado 8 de julio de 2017, Catedral de Quilmes.