Editorial
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El primer número del INFORMEDH impreso en papel apareció en agosto del año 1976, nombrándose entre sus objetivos “el ineludible deber de manifestar públicamente la preocupación y angustia de todo el pueblo argentino, sacudido hasta lo más recóndito de su ser por la violación reiterada del derecho fundamental del ser humano a que le sea preservada la vida”.
Retomamos con la presente edición –que sería nuestro número 110 contando desde aquél momento o número 1 en formato digital- el diálogo con las amigas y amigos del MEDH, militantes por la vida sin duda todas y todos, reafirmando con absoluta convicción y firmeza hoy el objetivo enunciado entonces: También en este momento es nuestro deber ineludible manifestar públicamente nuestra profunda preocupación y angustia por la violación reiterada de los derechos fundamentales de nuestras hermanas y hermanos, las y los más pobres de nuestro pueblo, a manos del neocapitalismo criminal instalado en nuestro país por el terrorismo de estado, profundizado en el tiempo de Menem y convertido hoy en el genocidio cotidiano que –con la complicidad de los medios masivos de incomunicación- ha naturalizado sus múltiples rostros de chicos y chicas muertos por la policía o el “paco”, trabajadoras y trabajadores desocupados transformados en clientes cautivos de los punteros y políticos de turno o reprimidos ferozmente, adolescentes secuestradas para producir ganancias millonarias en las redes de prostitución de menores de los poderosos protegidos por su monopolio del poder y de decenas de miles de niños muertos por año como consecuencia de la pobreza , de pueblos originarios que siguen siendo exterminados porque su único medio de subsistencia, la tierra y naturaleza de sus ancestros, les es violentamente contaminada, arrasada y arrebatada.
Todo esto sucede cotidianamente y con absoluta naturalidad ante los ojos de la sociedad toda en medio de un pueblo hambreado, marginado y “clientelizado” por una clase política, en la cuál tanto los representantes del oficialismo como los supuestos opositores cambian de bandos y alianzas con una irreverencia, desvergüenza e impunidad realmente sorprendentes.
Las elecciones en la Ciudad de Buenos Aires lo mostraron y lo que va de la campaña hacia los comicios nacional y provinciales lo confirman día a día tan burda como desconcertantemente.: Los candidatos y las candidatas no presentan ni pretenden presentar propuestas o iniciativas de gobierno, muy por el contrario, piensan (en realidad piensan y hacen sus agencias publicitarias por ell@s) que para este electorado basta con mostrar cabezas peladas, barbas marketineramente cuidadas, caras sonrientes plastificadas, sus eslogans vergonzosamente vacíos y ridículos, todos recursos obscenos que –y esto es lo verdaderamente terrible- parece que en estos tiempos alcanzan y son efectivos para mantenerse –de una u otra forma- en el poder y sus adyacencias en esta democracia “tinellizada y granhermanizada”. Sin duda, sea quiénes fueren los que reciban los votos, ganarán todos ellos y “va a estar bueno” para todas sus empresas y grupos económico-políticos con los cuáles dominan nuestro país y su gente.
Escribo conscientemente “democracia tinellizada y granhermanizada” porque (salvo algunas y algunos poc@s referentes dign@s, respetuos@s y respetables, que no tienen poder en esta arena de la “política mafiosa” y -¿será solo por esto?- solamente reciben pocos votos y poco apoyo social), la obscenidad y el voyeurismo, la chicana barata y la siembra de sospechas denigrantes en que se regodean y con la cuál ensucian mutuamente la esfera íntima de las y los candidatos son el recurso “de campaña” prioritario a falta de coherencia personal y debate político-ideológico. Hecho totalmente comprensible cuando la pretensión primaria de la mayoría de las y los políticos no es el intercambio de ideas centrado en qué proyectos y orientación de gobierno habrán de servir mejor a la realidad e intereses del pueblo (ante todo a las y los más pobres) sino muy por el contrario, el acceso más rápido posible y la búsqueda del mejor modo de afianzarse en el poder ell@s mism@s, sus equipos de sirvientes y tod@s aquell@s, que en este momento consideran pueden serles útiles. Sabemos que esto no es nuevo, pero la velocidad y virulencia que ha demostrado este proceso de desintegración de los idearios y estructuras partidarias tradicionales y la conformación en su lugar de “alianzas momentáneas estratégicas” desde diciembre del 2001 es realmente tan pasmosa como vertiginosa.
Lo que es altamente preocupante –más allá de que significa una profunda degradación de lo político y con ello de la posibilidad de organización y articulación de los intereses genuinos de nuestro pueblo- es que estas “alianzas momentáneas estratégicas” funcionan tanto a través de una oferta clientelista como de una táctica de captación y asimilación –o de lo contrario marginación y difamación- de aquellas organizaciones del pueblo, que puedan significar una resistencia o alternativa a la construcción y afianzamiento de su propio ansia de poder.
Es este –entre otros- el caso de los organismos de derechos humanos, algunos de los cuales (entre otros el MEDH) estamos sufriendo desde hace tiempo una permanente y múltiple presión para hacernos aparecer como avalando, legitimando y apoyando determinada “alianza momentánea estratégica”, cuando siempre dejamos absolutamente en claro, que no buscamos ni aceptamos participar ni tener ningún tipo de cercanía o alianza y menos dependencia ni directa ni indirecta con ninguna instancia del estado. Consideramos que el ideario y el instrumento de los derechos humanos pertenecen exclusivamente a los pueblos, para su defensa frente a los estados de turno, y jamás deben ser vaciados de contenido y enajenados entregándoselos al propio estado al que deben controlar. El zorro siempre pretende entrar al gallinero, la cuestión es si las gallinas se lo permiten y encima lo festejan…
Si el estado argentino pretende respetar y promover los derechos humanos –lo cuál no es ningún mérito especial y tampoco una opción entre otras, sino simplemente su obligación constitucional por los compromisos internacionales que asumió- tiene para ello los 3 poderes que lo componen, con estos instrumentos y desde allí debe defender y promover los derechos del pueblo ante el cual es responsable de sus actos.
Este es el momento y las circunstancias, en que retomamos nuestro diálogo con Ustedes.
Ante este panorama creemos, que es importante tener muy en claro cuál es la identidad y orientación que nuestras iglesias dieron a nuestro movimiento, cuando muchas cosas en el campo en el que diariamente queremos dar un testimonio concreto de que la defensa de los derechos humanos es parte integral e inseparable de la misión del Evangelio de Jesús se tornan por demás –y no por casualidad sino por causalidad- confusas y entramadas.
Creemos, que el documento fundacional del MEDH del 9 de diciembre de 1976 nos puede ser de ayuda también hoy, para que seamos capaces de apoyar genuinamente a nuestro pueblo en la resistencia a su “genocidio de cada día”, caminando junto a él en la construcción de la imprescindible independencia y liberación de nuestra patria.
Pastor Arturo Blatezky
9 de julio de 2007